Atentado en Jerusalén, duro golpe a la paz, según la Custodia Franciscana

«El muro entre israelíes y palestinos no resuelve los problemas»

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JERUSALÉN, 19 junio 2002 (ZENIT.org).-El atentado que este martes causó la muerte a 19 personas, incluido el terrorista suicida, y heridas a más de 50 en un autobús en Jerusalén es injustificable, afirma el custodio franciscano de Tierra Santa.

El padre Giovanni Battistelli considera que se trata de «un duro golpe a las posibilidades de paz aquí, en Tierra Santa. Podemos comprender el sufrimiento del pueblo palestino, pero estas son acciones que provocarán dolores todavía mayores».

En declaraciones al Servicio de Información Religiosa de la Conferencia Episcopal Italiana (SIR), el religioso explica que el atentado, reivindicado por el movimiento radical islámico Hamas, es un «gesto irracional» que ha acabado con la vida de «inocentes».

Por lo que se refiere a la reacción de Israel, que reocupó militarmente anoche la localidad autónoma palestina de Yenín y su campo de refugiados, el franciscano aclara que «este mecanismo de acción y represalia no supone ventajas a ninguna de las partes en lucha».

Y ninguna ventaja aportará tampoco la construcción del muro entre Israel y Cisjordania que, afirma el religioso, «desconozco cuánto podrá impedir el acceso de terroristas, pero agudizará los contrastes sin proporcionar al pueblo israelí la seguridad de las propias fronteras».

«No sé qué razones estén detrás de una decisión como ésta –confiesa–. La historia, incluso recientemente, nos enseña que muchos muros han caído. Recuerdo todavía las dificultades que existían cuando Jerusalén era una ciudad dividida, antes de 1967. Espero una solución que no impida los movimientos de entrada y salida».

«Creo poder decir que cuando se habla de Oriente Medio –concluye el padre Battistelli–, hay cada vez más desaciertos. La propuesta de Bush, de un Estado palestino provisional, me parece de difícil aplicación. ¿Cómo se puede concebir un estado sin fronteras? Una cosa es cierta: aquí la gente tiene miedo y se están marchando».

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ZENIT Staff

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