Atentado en Yakarta: obispos católicos condenan el uso terrorista de la religión

Ocho muertos y más de 160 heridos en el ataque ante la embajada australiana

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YAKARTA, jueves, 9 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Dolor por las víctimas, rechazo de la violencia y una denuncia de la instrumentalización de la religión contiene un comunicado de los obispos de Indonesia, difundido por el atentado que este jueves ha sacudido Yakarta y ha acabado con la vida de al menos nueve personas.

Un coche-bomba explotó frente a la embajada australiana en el distrito financiero de la capital indonesia. Al número de fallecidos aportado por la policía indonesia se suman más de 160 heridos, según contabilizó el ministerio de Salud de la nación asiática.

Para el ministro australiano de Asuntos Exteriores, Alexander Downer, se trata «claramente de un ataque contra Australia». En cuanto a los posibles responsables, la policía indaga en militantes de «Jemaah Islamiyah» (JI) –grupo radical islámico relacionado con la red terrorista de Al-Qaeda–.

El 12 de octubre del 2002, presuntos extremistas de JI cometieron dos atentados en la isla turística de Bali. Murieron 202 personas, en su mayoría turistas extranjeros. Igualmente JI fue culpado del atentado del 5 de agosto del año pasado contra el Hotel J.W. Marriot en Yakarta, que dejó 12 muertos y 150 heridos.

Ante lo sucedido este jueves, los obispos indonesios expresan en un documento –cuyo contenido anticipa «Fides»– su dolor por el acto de terror que ha sacudido la capital indonesia, y declaran la cercanía y solidaridad de la Iglesia con las familias de las víctimas.

Igualmente la Conferencia Episcopal de Indonesia denuncia y condena duramente el acto de ciega violencia que sacudió la nación con los atentados de Bali y del Hotel Marriot de Yakarta antes mencionados.

Oponiéndose a toda lógica de violencia y de muerte, los prelados piden a las autoridades civiles y a todo el pueblo indonesio que expresen firmemente su indignación y garanticen un compromiso personal para rechazar actos de barbarie que son contrarios a la humanidad, a la civilización y a la religión.

En este contexto, subrayan en que el terrorismo no guarda relación con la religión y denuncian que hasta los símbolos religiosos son instrumentalizados por los grupos terroristas para lograr objetivos puramente políticos.

En cuanto al contexto de tensión internacional, los prelados afirman que la violencia y el terrorismo se pueden combatir a través de la unidad de la política, de la sociedad civil y de las comunidades religiosas, llamadas a un esfuerzo común para garantizar el bienestar de toda la humanidad.

Pero los atentados terroristas –alerta el documento— no pueden legitimar la erosión de los derechos y de las libertades fundamentales del individuo, ni justifican una actitud violenta y militarizada hacia toda agitación social, política y religiosa por parte de los gobiernos del mundo, recalcando el «no» al uso ciego de la violencia que afecta a poblaciones inocentes enteras.

Indonesia es el mayor país musulmán del mundo: de sus 234 millones de habitantes, el 88% es musulmán, el 5% protestante, el 3% católico, el 2% hindú, el 1% budista.

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ZENIT Staff

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