Australia: Un médico de cada tres acelera la muerte con fármacos

Según un estudio de la Universidad de Newcastle

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SYDNEY, 21 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Más de un médico australiano de cada tres recurre a suministrar dosis excesivas de antidoloríficos para apresurar la muerte de enfermos terminales, a menudo sin preguntarles si quieren morir. En ocasiones se trata de auténticos casos de eutanasia, a pesar de que está prohibida por la ley.

Lo ha revelado un estudio de la Universidad de Newcastle en Australia, que ha entrevistado a 683 médicos y ha descubierto que el 36% ha suministrado a pacientes terminales fuertes dosis de fármacos con intención de apresurar la muerte y aliviar los sufrimientos.

Más de la mitad de estos médicos, es decir el 20% de los entrevistados, declaran que los pacientes no les habían pedido acelerar la muerte. Un detalle que podría incluso dar a los familiares la posibilidad de emprender acciones legales contra los médicos, culpables de haber actuado contra la ley, que en Australia penaliza la eutanasia.

El estudio, publicado por el «Medical Journal of Australia» y recogido por el «Sydney Morning Herald» es uno de los primeros, fuera de Holanda, en extender el examen de las muertes asistidas a casos en los que no existe petición específica por parte de los pacientes.

Los autores han comprobado que un factor determinante en la opción es le fe religiosa del médico, con los católicos mucho menos propensos a la eutanasia asistida, seguidos a distancia por judíos y protestantes.

Más del 46% de los entrevistados que han dicho no tener «ninguna religión» han dicho que habían suministrado fármacos en dosis mayores de lo necesario para aliviar los síntomas, con la intención de acelerar la muerte del paciente.

Han dado la misma respuesta sólo el 9,3% de los católicos, contra el 33,9% de los protestantes, el 33,3% de los judíos y el 36% de los médicos de otras religiones.

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ZENIT Staff

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