VIENA, 21 julio 2002 (ZENIT.org).- Austria celebró este domingo de modo original la fiesta del santo más célebre de la carretera, san Cristóbal, protector de los automovilistas.
La Asociación católica para los transportes en las misiones (MIVA), invitó a dar gracias al santo ayudando a la locomoción de los evangelizadores y trabajadores humanitarios que actúan en el tercer mundo.
A los conductores, se les pide un pequeño óbolo por cada kilómetro recorrido sanos y salvos. La cantidad recogida sirve para comprar todo tipo de vehículos que son indispensables en países con largas distancias y escasos transportes públicos.
Este domingo, el cardenal arzobispo emérito de Viena, Franz König, presidió un rosario y una celebración eucarística y al término de la misma bendijo a los fieles con sus coches y los medios de transporte donados a las misiones.
La iniciativa de MIVA, que este año tiene el lema «Crecer», se inició en 1960. En estos cuarenta años, se ha extendido a otros países vecinos. El organismo, presente en todas las diócesis austriacas, ha proporcionado de todo: transporte aéreo, barcas, camiones, todoterrenos, tractores y también bicicletas, caballos y burros, beneficiando a los misioneros y agentes humanitarios de 70 países.
El año pasado, tan sólo gracias a la campaña de julio se donaron trescientos medios de locomoción por un total de 1,7 millones de dólares. En todo el año, MIVA entregó 781 medios de transporte por un valor de más de 4 millones de dólares. La asociación, además de la campaña veraniega, se financia con otra campaña de infancia misionera en la fiesta de la Epifanía, aportaciones de los socios y donaciones.
