Avanza el diálogo entre ortodoxos y católicos en Ucrania

Habla el padre Romano Scalfi, experto en el mundo ortodoxo

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ROMA, 7 nov (ZENIT.orgAVVENIRE).- El viaje de Juan Pablo II podría dar un impulso decisivo al diálogo con la Iglesia ortodoxa. Lo afirma el padre Romano Scalfi, fundador de la «Fundación Rusia Cristiana» en 1957 y protagonista del diálogo ecuménico en Europa del Este.

La asociación que dirige (puede ser visitada en la página web http://www.augustea.it/nuovaeuropa) se dedica a promover la investigación teológica y filosófica sobre los países de Europa del Este y particularmente sobre Rusia. En este contexto, el padre Scalfi trabaja desde hace años en estrecho contacto con el mundo ortodoxo.

Es autor de una reciente investigación sobre los mártires ortodoxos del siglo XX, «Los testigos del cordero» («I testimoni dell´agnello», Casa di Matriona, Italia). Tras 43 años de trabajo ha podido conocer la situación de los países del Este, «desde dentro», y particularmente la de Ucrania.

En esta entrevista explica cómo ve la recién anunciada visita del Papa a Ucrania que tendrá lugar el próximo mes de junio («El Papa desmiente rumores sobre su dimisión anunciando un viaje a Ucrania»).

–¿Cual es la situación de Ucrania en la que tiene lugar esta visita?

–Romano Scalfi: He estado en Ucrania hace dos meses y he encontrado un ambiente muy bien dispuesto no sólo entre los católicos sino también entre muchos ortodoxos. Hay un empeño común por la superación de las incomprensiones. No sólo a nivel económico o social, sino también por una colaboración en el anuncio del Evangelio. Un ecumenismo misionero, en resumen. Curiosamente, el hecho de que dentro de las diversas denominaciones ortodoxas haya contrariedades –además del Patriarcado de Moscú, están el de Kiev y la Iglesia autocéfala– les permite tener una relación más distendida con los greco-católicos. Quede claro que toda división es un mal para todos y a nosotros nos disgusta que se dé esta situación entre los ortodoxos. Pero de todos modos las perspectivas me parecen mejores que en otras partes. Si hoy un viaje a Rusia presenta tantos interrogantes, en Ucrania el clima es más sereno.

–¿Qué efectos podrá tener la visita de Juan Pablo II?

–Romano Scalfi: Sobre todo debería confirmar este clima. Recientemente el patriarcado de Moscú ha hablado de persecuciones por parte de los greco-católicos contra los ortodoxos. Son cosas que no tienen ningún fundamento. He tenido contactos con ambas partes, también con Moscú, y he podido confirmar que en Ucrania no se dan estas contrariedades de las que se habla tan a menudo en Rusia.

–¿Cómo es la comunidad católica que encontrará Juan Pablo II.

–Romano Scalfi: Una Iglesia que alimenta la voluntad de colaboración y apertura. He visto una Iglesia muy viva y dispuesta al diálogo. Privada hasta hace poco tiempo de todo cuidado pastoral oficial y en la clandestinidad, hoy vive un gran fervor. Las vocaciones han estallado literalmente: son 260 los seminaristas teólogos. He hablado con el rector y me ha dicho que por ahora pueden aceptar sólo una petición de cada cinco.

–Entre los elementos de unidad, el Papa ha subrayado en el curso del Jubileo, la importancia del martirio común…

–Romano Scalfi: Creo que es fundamental reconocer que la sangre de los mártires nos ha unido en Cristo. Como decía Vladimir S. Soloviev, caminar hacia la unidad significa reconocer que ésta ya existe, no hay que inventarla. Para hacer esto hace falta respetar todas las peculiaridades y las tradiciones. Los greco-católicos en este sentido están trabajando muy bien.

–¿Cómo?

–Romano Scalfi: Haciendo decaer, por ejemplo, algunas «infiltraciones» occidentales, como la introducción de estatuas en las iglesias. Aún con el respeto por los fieles, ya habituados a ciertas formas de devoción, se está valorando todo lo que es típico de la tradición oriental. A nosotros de «Rusia Cristiana» se nos pide publicar textos de la mejor teología ortodoxa –sobre todo la rusa– que representa un patrimonio de pensamiento muy rico. De este modo, los greco-católicos quieren participar cada vez más profundamente en el espíritu de la tradición bizantina, permaneciendo unidos al Papa.

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ZENIT Staff

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