Baja fertilidad y bajo crecimiento económico

La importancia del matrimonio y de la familia

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ROMA, domingo 16 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- La reducción del número de niños y de parejas casadas producirá un impacto significativo en el crecimiento económico y en la sostenibilidad de las políticas asistenciales y de seguridad social.

Esta es la advertencia contenida en un informe reciente titulado The Sustainable Demographic Dividend: What Do Marriage & Fertility Have To Do With the Economy? [El dividendo demográfico sostenible. ¿Qué tienen que ver el matrimonio y la fertilidad con la economía?, n.d.t.]. El documento ha sido publicado por el Social Trends Institute y financiado por una serie de organizaciones de familias y de universidades.

El Social Trends Institute es un organismo de investigación sin ánimo de lucro, con sede en Barcelona (España), y en Nueva York, que se dedica a cuatro temáticas: familia, bioética, cultura y estilos de vida y gobierno corporativo.

La prosperidad de las economías aumentará o se reducirá según lo que suceda con las familias, dice el informe. Existen, de hecho, dos grandes tendencias que preocupan.

La primera: la población anciana y dependiente está sufriendo un aumento brusco, mientras que a la vez, la población productiva en edad laboral está estancada o disminuye en muchos países desarrollados.

La segunda: que el número de niños que crecen en el ámbito de las familias de progenitores casados e íntegros se está reduciendo fuertemente.

El término demographic dividend, del título del informe, fue utilizado por algunos economistas para explicar la aceleración del crecimiento económico en los países asiáticos en los que el aumento demográfico se había reducido bruscamente. El freno demográfico habría liberado recursos para estimular el crecimiento económico.

Este dividendo es, en realidad, un préstamo, que debe ser devuelto. El estancamiento económico que Japón ha vivido en los últimos años se debe en parte a la baja fertilidad registrada a partir de los años ’70, según el informe.
La experiencia japonesa constituye una advertencia para China -observan los autores-, que ha visto caer su tasa de natalidad bajo el umbral de sustitución en los ’90. En China se verificará muy probablemente una reducción del crecimiento económico en las próximas décadas, debida a la reducción de su fuerza laboral.

Tasa de sustitución

En más de 75 países, la tasa de fertilidad está ahora por debajo del nivel de sustitución -2’1 niños por mujer- que es necesario para mantener estable el nivel demográfico.

La mujer de un país desarrollado tiene sólo 1’66 hijos en toda su vida de media, observa el informe. Ya hoy, en el mundo desarrollado, el número de niños en edades comprendidas entre los 0 y los 14 años es de 60’6 millones menos con respecto al año 1965.

La baja fertilidad es también una realidad en muchos países subdesarrollados, destaca el informe. El número de nacimientos por mujer ha disminuido en una única generación, de 6 o más a 2, en países como Irán, Líbano, Chile, Cuba, Tailandia, China, Taiwan y Corea del Sur.
En conjunto, la población mundial está aumentando todavía y las perspectivas de las Naciones Unidas estiman que la cifra podría alcanzar los 10 billones, con respecto a los actuales 7 billones.

Pero se tratará de un tipo de crecimiento demográfico muy distinto respecto al que hemos tenido en el pasado, aclara el informe. Hasta hace poco, la población crecía gracias al aumento de los jóvenes.

En las próximas décadas, sin embargo, las estimaciones de la ONU calculan que el 53% del crecimiento demográfico se deberá al crecimiento de la población de más de 60 años. Sólo el 7% se deberá al crecimiento de los jóvenes de menos de treinta años.

Entre el 1990 y el 2010, el número de los pertenecientes a la franja de edad comprendida entre los 15 y los 64 años ha crecido 1’3 billones. A causa de la reducción de la fertilidad, entre el 2010 y el 2030, esta población en edad laboral aumentará, según las previsiones, sólo casi 900 millones. Pero en muchos países europeos y de Asia Oriental, la población en edad laboral efectivamente se reducirá.

En Europa occidental, por ejemplo, en las dos próximas décadas habrá una disminución del 4% en la franja de edad de 15-64 años, y esto teniendo en cuenta el aumento previsto de 20 millones de la población inmigrante. En todo caso, la población de más de 65 años está destinada a aumentar un 40%.

Ya hoy, a causa de las dificultades para financiar el bienestar, muchos Gobiernos de Europa occidental se han visto obligados a recortar en programas de la seguridad social y asistenciales y aumentar la edad mínima en la que poder jubilarse. Mientras tanto, en Estados Unidos, a partir de 2010, el sistema sanitario nacional ha comenzado a gastar más de lo que recoge de los trabajadores.

Calidad

Las economías estarán bajo presión no sólo por la reducción de los trabajadores, sino también por una calidad reducida. El matrimonio está en declive en muchos países del mundo. El conjunto de divorcios, convivencias y familias monoparentales comporta que un gran número de niños no crezcan en familias casadas e íntegras.

Esto sucede en muchos países europeos y en América. En estos países, el 40% o más de los niños nacen de padres no casados.

Muchos de estos nacimientos se dan en parejas de hecho, que son mucho más inestables que las casadas. El informe toma el caso de Suecia, donde el 55% de los niños nace fuera del matrimonio. No obstante la amplia aceptación social de la convivencia y el poyo jurídico y económico que reciben estas parejas, estas familias resultan mucho menos estables que las casadas.

Según un reciente estudio, los hijos nacidos de parejas de hecho tienen una probabilidad 75% mayor de que sus padres se separen antes de haber cumplido los 15 años de edad, con respecto a los hijos nacidos de parejas casadas.

Además, estos niños que viven en familias monoparentales tienen probabilidades, al menos el 50%, superiores de desarrollar problemas psicológicos, de drogodependencia, de alcoholismo, de intentos de suicidio o de suicidio, con respecto a los hijos de familias con dos padres.

La investigación demuestra que los hijos que crecen en familias inestables tienen menos probabilidades de tener éxito en sus estudios o trabajos. Está demostrado, además, que los hombres casados y que permanecen casados, trabajan más y ganan más. Esto se da en diferentes culturas y naciones: desde Israel, Italia, a México y Estados Unidos.

Según el informe, “los países que tienen una cultura matrimonial relativamente más fuerte -como China, India y Malasia- probablemente podrán recoger los dividendos a largo plazo”. Por desgracia, muchos países no se encuentran en esta posición afortunada.

Propuestas

El informe no es del todo pesimista. Propone una serie de recomendaciones sobre los modos con los que se puede apoyar a las familias.

– Mayor apoyo a las empresas familiares agrícolas y no, que aseguren una mayor estabilidad económica a las familias.

– Ayudar a los jóvenes a obtener un empleo seguro y duradero, evitando el trabajo ocasional o a contrato. Un trabajo seguro permite, de hecho, comenzar una familia y tener hijos.

– Poner a disposición viviendas a costes razonables. Los elevados precios de los inmuebles, de hecho, se asocian a tasas de fertilidad bajas en todo el mundo.

– Flexibilidad laboral para las mujeres que prefieren conjugar las responsabilidades familiares con las laborales para que puedan hacerlo sin dejar el trabajo o la jornada completa.

– Los Gobiernos deberían apoyar el matrimonio y educar a la gente sobre las ventajas del matrimonio y las desventajas de las familias monoparentales.

– Animar el ahorro en los jóvenes y dar mayor apoyo fin
anciero a las parejas con hijos.

– Es necesario hacer un esfuerzo para “pulir” de nuevo la cultura contemporánea que es contraria a la familia y que promueve la promiscuidad y la corrupción moral.

– Los Gobiernos deberían respetar la contribución positiva que la religión puede dar a la familia.

El Papa Benedicto XVI habló recientemente de la importancia del matrimonio. Dirigiéndose a un grupo de jóvenes prometidos, durante una visita a la ciudad de Ancona, los animó a afrontar los desafíos que la cultura plantea a la fidelidad matrimonial.

“La estabilidad de vuestra unión en el sacramento del matrimonio permitirá a los hijos que Dios os quiera dar, crecer confiados en la bondad de la vida”, afirmó el Papa.

“Fidelidad, indisolubilidad y transmisión de la vida son los pilares de toda familia, verdadero bien común, patrimonio precioso para toda la sociedad”, añadió. Un consejo precioso no sólo desde el punto de vista religioso, sino también desde el económico.

Por el padre John Flynn, LC

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

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ZENIT Staff

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