Balance del cardenal Sandoval sobre el Sínodo de los Obispos de América

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 9 octubre 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención sobre los frutos de la asamblea especial para América del Sínodo de los Obispos que presentó en la tarde de este sábado el cardenal Juan Sandoval iñiguez, arzobispo de Guadalajara, en el acto de conmemoración del cuadragésimo aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos.

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Su Santidad Juan Pablo II de feliz memoria, tuvo una intuición profética que se convierte en una tarea para los pastores y fieles del Continente Americano. En 1992, al celebrarse en Santo Domingo los 500 años del comienzo de la evangelización del Nuevo Mundo, dijo el Papa a los obispos ahí reunidos para la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que sería conveniente celebrar alguna reunión con los obispos de América del Norte.

La propuesta del Papa nos sorprendió por lo inesperada, pero se fue difundiendo y encontró un eco positivo en los episcopados de uno y otro hemisferio. De tal manera que en 1994 pudo el Papa precisar su idea y convocar a un Sínodo de América en el contexto de la preparación del Gran Jubileo de la Encarnación.

Estábamos acostumbrados a hablar de América del Norte, del Centro, del Sur y del Caribe y sobre todo, estábamos acostumbrados a vivir, en lo que a Iglesia se refiere, paralelamente. No obstante algunas sugerencias sobre la terminología en uso, el Papa mantuvo firme la expresión «Sínodo de América» para indicar sobre todo una tarea, la de construir la unidad del Continente Americano en base a la fe en Cristo.

Eran dos Iglesias: la de Estados Unidos y Canadá de más reciente fundación, nacidas en medio de una sociedad prevalentemente protestante, y la de América Latina que nació católica desde sus orígenes por la acción evangelizadora de España y Portugal. Dos iglesias que vivieron separadas, en las que se dieron contactos esporádicos, pero podemos decir, que ni oficiales ni programados.
Ya durante los trabajos de preparación los integrantes de la «Comisión Preparatoria del Sínodo», nos fuimos percatando de los muchos elementos de unidad del Continente. El primero y más importante de todos, la fe en Cristo. América es hoy el continente cristiano, con un 62% de católicos y poco más de un 30% de hermanos protestantes de distintas denominaciones; el deseo de libertad y de democracia con la valoración del individuo tienen su asiento en América; la presencia multiétnica de europeos: sajones, latinos, eslavos, así como de los indios aborígenes y los grupos de americanos de origen africano, se da en varios países; problemas comunes son la pobreza, la migración, el narcotráfico, etc.

El Sínodo de América se realizó del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997, concluyendo, en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, que es otro elemento unificador de gran importancia religiosa y cultural para América.

El mutuo conocimiento durante y después del Sínodo se ha ido traduciendo en cercanía afectiva y
estima, en conciencia compartida de muchos problemas comunes que requieren ser abordados en un esfuerzo común. Este espíritu de cercanía y colaboración ha facilitado los contactos, ya sea de Conferencias Episcopales, como de obispos o de comunidades religiosas y movimientos de apostolado para pedir y ofrecer ayuda, en un intercambio de dones espirituales y materiales. Estos contactos no son ya esporádicos sino fruto del espíritu propiciado por el Sínodo de América y la consecuente carta post-sinodal «Ecclesia in America» de su santidad Juan Pablo II. El lema del Sínodo «Encuentro con Jesucristo vivo, camino de conversión, de comunión y de solidaridad de América» ha centrado en Jesucristo todas las motivaciones para la comunión eclesial, la colaboración y los proyectos pastoral es de las distintas iglesias.

La Secretaria General del Sínodo en nombre del Consejo post-sinodal ha enviado sucesivas cartas circulares a las conferencias episcopales, a los dicasterios de la Curia Romana, a los organismos de la vida consagrada y a otras entidades eclesiásticas, solicitando informes sobre las actividades que se están realizando en orden a llevar a la práctica las indicaciones del documento post-sinodal.
Las respuestas recibidas ofrecen un amplio panorama de encuentros y realizaciones que empiezan a poner en práctica la visión de unidad y comunión que tuvo el Papa Juan Pablo II al convocar el Sínodo de América.

Se enumeran algunos ejemplos. Han respondido a las preguntas de la Secretaría del Sínodo 19 Conferencias Episcopales, es decir, el 80% del total. Hay respuestas del CELAM y de las reuniones de obispos de Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica. Es muy significativo el cambio de denominación de estas reuniones que antes del Sínodo de América se llamaban «Reunión Interamericana de Obispos», ahora se llaman «Reunión de los obispos de la Iglesia en América». En ellas se han tratado problemas como el de la deuda externa (cfr. EA, 59), las migraciones (cfr. EA, 65) o las respuestas que hay que dar desde la fe en Cristo a la globalización (cfr. EA, 20, 25).
De igual manera la mayoría, por no decir la totalidad, de los dicasterios de la Curia Romana han dado respuesta a la Secretaria General del Sínodo sobre la aplicación de la Carta post-sinodal «Ecclesia in America». Varios organismos de la vida consagrada han informado de la recepción y aplicación de la carta post-sinodal.

El texto de la exhortación apostólica fue firmado por el Papa Juan Pablo II en México en la Basílica de Guadalupe, el 25 de enero de 1999 y publicado por la Libreria Editrice Vaticana en cinco lenguas: italiano, español, francés, inglés y portugués. Además, el texto ha sido difundido ampliamente a través de importantes publicaciones: por el Secretariado del Consejo Episcopal Latinoamericano, por la Comisión Pontificia para América Latina, por la Arquidiócesis de Guadalajara con prólogo de un servidor para difundirlo en México y por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos.

Es necesario que el texto se siga difundiendo, ya sea en ediciones completas o sintéticas con carácter de resumen, como lo han hecho las Conferencias Episcopales de Canadá, Perú y Argentina.
Muchas Conferencias Episcopales han dedicado más de una asamblea plenaria al estudio y aplicación de la doctrina y propuestas pastorales de «Ecclesia in America» y a la luz de ella, han estructurado sus planes de pastoral, vgr. Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Chile, Ecuador, Guatemala, Venezuela y México. El plan pastoral del CELAM 1999-2003. Lleva por título «Encuentro con Jesucristo vivo en el horizonte del tercer milenio».

Se puede afirmar, que casi no existe documento de Conferencias Episcopales o de obispos en que no se cite la carta post- sinodal «Ecclesia in America». Es la siembra de una semilla que ya está comenzando a dar fruto abundante.

Proyectos que ha propiciado el espíritu del Sínodo de América, son por ejemplo: la fiesta litúrgica de Nuestra Señora de Guadalupe del 12 de diciembre extendida a todo el Continente Americano por la Congregación para el Culto Divino (25-3-1999); fue una petición del Sínodo vivamente recomendada por el Papa Juan Pablo II (cfr. EA, 11).

La canonización de Juan Diego, humilde mensajero de la Virgen de Guadalupe, realizada en México por el Papa Juan Pablo II el 31 de julio de 2002, había sido pedida por el Consejo post-sinodal juntamente con la Comisión Pontificia para América Latina en orden a poner en práctica el n. 15 de «Ecclesia in America» que invita a exaltar los frutos de santidad del Continente Americano.
El Catecismo de Doctrina Social de la Iglesia, recientemente publicado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, fue una petición del Sínodo de América, benignamente acogida e impulsada por el Papa Juan Pablo II.

Entre los encuentros para poner en práctica la exhortación post-sinodal merecen destacarse el de la Comisión Pontificia para América Latina (CAL) del 20 al 23 de marzo de 2001, de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, que centró sus esfuerzos en el año 2000 sobre los temas de evangelización, comunión entre las iglesias locales, preparación y distribución del clero, formación de los laicos, quehacer de la parroquia, ecumenismo, migraciones, y comunicaciones social
es. El Pontificio Consejo para la Cultura organizó en Puebla, México, del 4 al 7 de junio de 2001 una reunión para reflexionar sobre las posibilidades de responder a la petición del Santo Padre en el n. 70 de «Ecclesia in America» sobre la evangelización de la cultura. La Conferencia Episcopal de México hizo una aplicación a la realidad nacional el año 2000 en una carta que lleva por título: «Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con Todos», que ha tenido hondas repercusiones en los ámbitos religioso y social.

El Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA) que se venía celebrando periódicamente en el ámbito latinoamericano, adquirió dimensión continental y pasó a ser: «Congreso Americano Misionero» (CAM).

Un ejemplo concreto del espíritu de solidaridad lo constituye una iniciativa denominada «Texas- Oklahoma» en el que 16 diócesis de Estados Unidos, apadrinan a 7 diócesis de Honduras.
Los obispos de las diócesis fronterizas de México y Estados Unidos, lugar donde se da el mayor flujo de personas que cruzan una frontera, legal o ilegalmente, han organizado varias reuniones sobre migrantes (cfr. EA, 65), y recientemente se ha publicado un documento conjunto de las Conferencias Episcopales de Estados Unidos y México sobre el tema de las migraciones.
Respondiendo a la expresado en el n. 37 de «Ecclesia in America», algunas diócesis de uno y otro país han establecido vínculos de hermandad y cooperación. Un ejemplo de ello es el Seminario abierto en la ciudad de México para preparar sacerdotes que atiendan principalmente a los fieles de habla hispana en Estados Unidos. Va creciendo el intercambio de seminaristas y sacerdotes que van de Estados unidos a México para aprender español y conocer la cultura, y de sacerdotes y seminaristas que van de México a Estados Unidos a atender pastoralmente a los hispanoparlantes.
Por razón de la brevedad del tiempo se omiten otras experiencias, estimando que éstas son suficientes para darse una idea de los frutos que comienza a dar el Sínodo de América, el mayor de los cuales es, sin lugar a dudas, la nueva mentalidad que se va difundiendo de construir la unidad del Continente Americano sobre la base de las hondas raíces de su identidad cristiana.

En el contexto del fenómeno más o menos reciente pero irreversible de la globalización, la intuición del Papa Juan Pablo II alertó oportunamente a los Pastores de América en orden a caminar al ritmo de la sociedad actual e imprimir a la globalización el sello de la unidad y de la caridad de Cristo.

[Texto original: español]

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ZENIT Staff

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