DACCA, jueves, 22 julio 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en Bangladesh está comprometida desde hace años en la lucha para desarraigar la práctica de la dote y contra la violencia contra las mujeres asociada a la misma. Un proyecto de Caritas ya ha logrado extirpar esta práctica en mil aldeas del país.
Aunque es ilegal desde 1980, esta tradición está todavía muy extendida, en especial en la parte noroccidental del país, así como en otras diversas regiones del subcontinente indio.
El fenómeno, como se sabe, es la causa del dramático número de infanticidios de recién nacidas niñas en este país, y de la escalada, en los últimos años, de los abortos selectivos femeninos, favorecida por los nuevos instrumentos de diagnóstico prenatal.
Tener una hija es, en efecto, a menudo un coste insostenible para las familias que, para pagar la dote, se endeudan y no pocas veces quedan reducidas a la miseria.
No menos dramática es la suerte que espera a las mujeres cuya dote es considerada insuficiente, o cuyos padres no logran saldar la deuda: uxoricidios, malos tratos domésticos, torturas y ataques con ácido que, si no matan, desfiguran de por vida a estas mujeres, están a la orden del día en el país, aunque sólo ahora los medios locales empiezan a hablar de ello.
Ante una práctica tan resistente a desaparecer –informa la agencia Eglises d’Asie– las parroquias y las organizaciones católicas de Bangladesh están empeñadas sobre todo en el frente de la sensibilización.
“Tratamos de explicar a la gente qué malo es este sistema y que deben abandonarlo para siempre”, explica el padre Anthony Sen, párroco de Thakurgaum.
Caritas de Bangladesh organiza espectáculos de Gambhira, representaciones teatrales tradicionales, a base de música y danzas, muy populares en la parte occidental del país, en la frontera con la región india de Bengala. Un modo de hacer llegar el mensaje a los sectores menos instruídos de la población.
“En el pasado probamos con seminarios y reuniones, pero no funcionó”, relata el responsable local del proyecto de Caritas, Suklesh George Costa.
Esta nueva iniciativa parece haber funcionado. En las aldeas implicadas en el proyecto (cerca de mil), la práctica de la dote ha desaparecido.
Por Nieves San Martín
