Bárbaro ataque contra un barrio cristiano en Pakistán

El arzobispo de Lahore revela cómo se quemaron iglesias y un conveto

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LAHORE, martes, 15 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Los cristianos paquistaníes están horrorizados a raíz de los actos vandálicos perpetrados la semana pasada por unos fanáticos que, además, esparcieron basura por iglesias, escuelas y otras instituciones de fe cristiana.

En estos momentos se está empezando a saber hasta qué punto está traumatizada la gente de la localidad de Sangla Hill (provincia de Punjab, en el nordeste de Pakistán), a causa del ataque que sufrió el barrio cristiano cuando 3.000 personas lo saquearon a voluntad.

En una entrevista concedida a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el arzobispo de Lahore, monseñor Lawrence Saldanha, describe cómo la turba incendió el templo de la Iglesia Presbiteriana Unida antes de dirigirse al complejo de la Iglesia católica.

Los fieles, aterrorizados e impotentes, contemplaron cómo la muchedumbre entraba en la iglesia del Espíritu Santo, hacían añicos el altar de mármol, abrían a golpes el tabernáculo y esparcían las hostias por el suelo.

Los atacantes intentaron prender fuego a vestiduras y a los bancos, pero al fracasar, incendiaron con pólvora la casa parroquial adyacente donde vive el sacerdote.

A continuación, fueron a dos escuelas católicas cercanas, la de Santa María y la de San Pablo, donde volcaron púlpitos y sillas y les prendieron fuego.

Los mayores daños fueron provocados en la capilla del convento, donde volvieron a profanar objetos sagrados como cálices y cruces. Muchos de los cristianos de Sangla Hill, que representan al 10 por ciento de una población de unos 10.000 habitantes, buscaron refugio en casa de amigos y vecinos, convirtiéndose así en lo que el obispo Joseph Coutts de la cercana Faisalabad ha calificado en «refugiados en su propio país».

Según informó el arzobispo Saldanha, el conflicto se desató a raíz de una disputa relacionada con el juego. Un católico de Sangla Hill, Yusaf Masih, les ganó «una importante cantidad de dinero» a unos vecinos musulmanes.

Éstos se negaron a saldar la deuda, y al no darse por vencido el señor Mashi, prendieron fuego a las páginas del Corán, culpándole de ello e instigando en las mezquitas a la gente contra él. Se ha sabido que los líderes musulmanes lo denunciaron por los altavoces, afirmando que, como guardianes del Corán, había que «darles una lección a los infieles».

En un intento de restaurar la calma, el arzobispo Saldanha ha pedido al máximo representante político de Punjab que visite la zona y compruebe la dimensión de los destrozos ocasionados.

Conjuntamente con otros líderes cristianos, el prelado a hecho pública una declaración en la que insta al Gobierno a arrestar a los vándalos y a incrementar la protección policial de los cristianos. Representantes gubernamentales ya se han comprometido a subvencionar las reparaciones de los edificios dañados.

El arzobispo Saldanha señaló que urgió al Gobierno a «actuar de forma drástica», a fin de frenar la creciente intolerancia que padecen los cristianos paquistaníes, sobre todo, después del 11 de septiembre.

«Esto es resultado de la situación mundial», aseguró, «la confrontación entre diferentes civilizaciones va en aumento».

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ZENIT Staff

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