Barcelona: La Semana Trágica flageló a la Iglesia y la acercó a los pobres

Celebradas en Barcelona unas jornadas de estudio

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BARCELONA, jueves 14 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- La Iglesia en Cataluña sufrió, pero también se acercó más a los pobres tras la sublevación popular del verano del año 1909 conocida como la Semana Trágica. 

Ésta es una de las conclusiones de las Jornadas sobre la Semana Trágica celebradas en Barcelona del 5 al 7 de mayo para conmemorar el centenario de aquellos sucesos, según informó a ZENIT la Biblioteca Balmes de la Fundación Balmesiana, organizadora del congreso junto a la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.  

«La relectura de los hechos de la Semana Trágica ha suscitado una reflexión de serena autocrítica por parte de la Iglesia que, a partir de estos hechos, entre ‘lágrimas y enseñanzas’ (···) se vio mucho más comprometida e implicada en la acción social de inspiración católica», señala el documento final de las conclusiones. 

En la inauguración del congreso, el arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, afirmó que la «dolorosa experiencia» de aquellos días «fue una enseñanza provechosa» que llevó a la Iglesia a «sentirse invitada a aproximarse más aún al mundo obrero y de los pobres». 

Después de la Semana Trágica, la Iglesia quiso aproximarse más a los pobres y «seguía de esta manera la invitación a la reconciliación y al perdón postulada por el Papa Pío X (···) para incidir en la sociedad en el orden del apostolado y particularmente en el campo social», explicó el cardenal Martínez Sistach. 

El cardenal deseó que también hoy «la fe de los cristianos -situados en el clima de la laicidad positiva- (···) se haga presente en la vida catalana como fermento y levadura». 

Y deseó que esa fe cristiana «contribuya a alcanzar una sociedad justa, que elimine contrastes odiosos y permita a toda la población sentirse ciudadanos libres de este país» y que promueva siempre una cultura, «una mentalidad y una espiritualidad de comunión». 

En las jornadas, diversos expertos hablaron del significado, el contexto y el impacto del motín popular con epicentro en Barcelona que ha pasado a la historia como la Semana Trágica. 

¿Qué ocurrió en Cataluña del 26 de julio al 2 de agosto de 1909? 

La mecha se encendió cuando el Gobierno español de Antonio Maura ordenó el reclutamiento de una unidad de reservistas catalanes para sofocar un incidente en Marruecos.  

En el embarque de éstos hacia Melilla, en el puerto de Barcelona, comenzó un estallido popular que, tras una huelga convocada por sorpresa y las noticias del fallecimiento de numerosos reservistas en Marruecos, desembocó en revueltas callejeras y quema de iglesias, conventos, colegios y otras obras asistenciales de la Iglesia. 

Entre los templos que fueron destruidos en la ciudad de Barcelona se encuentran el monasterio de Valldoncella, la antigua iglesia de la Ayuda y las parroquias de Sant Cugat, Santa Madrona y San Andrés, según publicaciones de la época recogidas por el archivero de los capuchinos de Cataluña, fray Valentí Serra de Manresa. 

El Congreso ha sacado a la luz una rica documentación localizada y transcrita en el Archivo Secreto Vaticano y en el archivo de la Fundación Antonio Maura de Madrid. 

Como el testimonio de una monja francesa del Convento de la Asunción de Barcelona que, tras escuchar tres fuertes golpes en la puerta, preguntó: «¿Quién hay?», a lo que una voz respondió: «Queremos saquear el convento».  

Entre el 26 de julio y el 1 de agosto del año 1909, ardieron 80 iglesias de Barcelona y la violencia provocó la muerte de dos sacerdotes y un religioso marista. 

El ejército reprimió duramente el estallido popular, que se saldó con cerca de un centenar de personas fallecidas. 

Las actas del reciente congreso registrarán «el grado de la fuerza potencial y subversiva de algunos movimientos de tipo anticlerical y antirreligioso, como los librepensadores particularmente, el anarquismo, el socialismo, el republicanismo lerrouxista y, posteriormente a los hechos de la Semana Trágica, también la masonería», según el documento de conclusiones. 

Estas actas se publicarán próximamente en el volumen 93 de Analecta Sacra Tarraconensia, principal órgano de comunicación de la Biblioteca Balmes.  

En el documento de conclusiones de las jornadas, la Biblioteca Balmes destaca que «se ha aclarado, a través de nueva documentación, el proceso de mitificación de Francesc Ferrer i Guàrdia», uno de los fusilados tras el motín por su presunta responsabilidad en el mismo. 

También señala la conveniencia de estudiar «las posibles vinculaciones entre la Semana Trágica de Barcelona y la Semana Trágica de Buenos Aires (1919), donde, al cabo de diez años de los hechos de Barcelona, está registrada la presencia de activistas catalanes huidos de la represión». 

El prefecto del Archivo Secreto Vaticano, el padre Sergio Pagano, deseó que las celebraciones en torno al centenario de la Semana Trágica «ayuden, mediante una objetiva discusión sobre los hechos y las personas implicadas en ellos, a un entendimiento mutuo entre el mundo eclesiástico y el político o civil en España». 

En una carta enviada al director de la Biblioteca Balmes, Ramon Corts, con ocasión de las jornadas de la semana pasada, el padre Pagano expresó su confianza en que las celebraciones también «ayuden a superar los prejuicios del pasado y, por último, a una mayor confianza recíproca entre el Estado y la Iglesia para una colaboración, cada uno con su parte, del verdadero bien común».

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ZENIT Staff

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