Bautizado a 90 años el escolar más viejo del mundo

Kimani Ng’ang’a Maruge, de Kenia, es bisabuelo

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NAIROBI, miércoles, 27 mayo 2009 (ZENIT.org).- El hombre declarado como el escolar más viejo del mundo, Kimani Ng’ang’a Maruge, recibió el bautismo, cinco años después de que empezara a estudiar en la escuela primaria, a la edad de 85 años, y aprendiera a leer la Biblia.
 
«Dedico mi vida a Dios, desde ahora hasta el final», dijo el bisabuelo de 90 años que recibió el nombre cristiano de Stephen en la iglesia de la Santísima Trinidad de Kariobangi, al este de Nairobi, según informa la agencia Ecumenical News International.

Con el aplauso de una abarrotada asamblea, el escolar más viejo del mundo fue bautizado, sentado en una silla de ruedas, que ahora tiene que usar tras el inicio de un cáncer de estómago.

«Decidí bautizarme tras leer la Biblia», dijo Maruge. Se describió a sí mismo como siempre temeroso de Dios, pero anteriormente no ligado a ninguna religión organizada. Dijo a los informadores: «Leí la Biblia y encontré el nombre de Stephen. Es un nombre para aquellos que han resistido a las adversidades, como yo».

El padre Paulino Mondo, párroco de la parroquia de Kariobangui, dijo que fue Maruge el que manifestó el deseo de ser bautizado. «La escuela ayudó a Maruge a leer y comprender la Biblia. Aprobó todos los exámenes de catecismo», aclaró Mondo.
 
En 2004, Maruge entró en el Libro Guinnes de los Records como el alumno más viejo del mundo, tras inscribirse en la Escuela Primaria Kapkenduiywa, en Eldoret, Kenia occidental, a la edad de 84 años. Dijo que su asistencia a la escuela fue posible por la introducción entonces de la educación primaria gratuita.

Fue a la escuela al mismo tiempo que dos de sus treinta nietos para poder leer la Biblia y contar dinero.
 
Durante la violencia postelectoral de 2007-2008 en Kenia, la propiedad de Maruge le fue arrebatada obligándole a ir a un campo de refugiados. Fue rescatado por la Cruz Roja y llevado a una casa para ancianos en el Centro de Día de San José, dirigido por las religiosas misioneras franciscanas, en Koriobangi, Nairobi.

Maruge subrayó: «He perdonado a quienes mataron a gente inocente pero no volveré a Eldoret».

A pesar de su delicada salud, Maruge dijo que espera realizar sus exámenes finales en la escuela primaria dentro de un año.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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