SÃO PAULO, martes, 19 septiembre 2006 (ZENIT.org).- En São Paulo (Brasil) se ha fijado el domingo 5 de noviembre la beatificación del sacerdote español de la Orden de San Agustín (http://www.osanet.org) Mariano de la Mata Aparicio.
Así lo comunica «con gran agrado» el prior general de la orden -el padre Robert F. Prevost- a todos los hermanos y hermanas agustinos en una carta fechada el 13 de septiembre.
Por delegación del Santo Padre, presidirá la ceremonia de beatificación el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Por su parte, el cardenal Claudio Hummes –arzobispo de São Paulo- celebrará al día siguiente, en la parroquia de San Agustín, la primera Misa del nuevo beato.
Originario de Palencia (España), donde nació el 30 de diciembre de 1905, Mariano de la Mata ingresó en el noviciado del Colegio de Filipinos de Valladolid en 1921.
Hizo su profesión temporal al año siguiente, ante un agustino que sería también beatificado: Anselmo Polanco (1881-1939), obispo mártir de Teruel asesinado en la guerra civil española.
El futuro beato desarrolló sus estudios eclesiásticos en el Monasterio de Santa María de La Vid. Pronunció sus votos solemnes den 1927 y fue ordenado sacerdote en 1930.
Tras un breve período en su país fue enviado en 1931 a Brasil. Allí ejerció durante 52 años su ministerio apostólico y sacerdotal, desempeñando distintas labores de responsabilidad en la Orden y en el terreno educativo y parroquial.
El padre de la Mata «se distinguió principalmente como el «mensajero de la caridad», siempre atento a los necesitados, a los niños, a los ancianos, visitando a los enfermos en los hospitales, consolador y caritativo…», recuerda el prior general de los agustinos.
Su obra más significativa fue la de asistencia a los más de doscientos «Talleres de la caridad de Santa Rita», instituciones de carácter asistencial muy conocidas en la ciudad de São Paulo, manteniendo el respaldo religioso y espiritual a los voluntarios y colaboradores y procurando recursos para socorrer a todos los que estaban en necesidad.
Fue un «hombre de profunda oración, muy devoto de la Eucaristía y de la Virgen», le describe el padre Prevost.
Falleció en São Paulo el 5 de abril de 1983. Su proceso de beatificación se abrió en 1997.
«Demos gracias al Señor, que derrama su amor sobre todos nosotros, a fin de que demos testimonio de su Reino, como hizo de forma eminente el padre Mariano, y que él interceda por nuestras comunidades y nuestra Orden», concluye el prior general de los agustinos.
