Bebés de diseño

La aprobación británica de los bebés de diseño suscita preocupaciones éticas

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LONDRES, sábado, 14 mayo 2005 (ZENIT.org).- En Gran Bretaña se ha superado el último obstáculo para los bebés de diseño con un dictamen de la Cámara de los Lores, informaba el 29 de abril el periódico Telegraph.

El caso implicó a Raj y Shahana Hashimi, que solicitaban la utilización de la diagnosis de preimplantación genética (PGD) para crear un niño cuyas células del cordón umbilical puedan proporcionar una cura a su hijo Zain. El niño tiene un desorden sanguíneo por el que debe recibir frecuentes transfusiones.

El caso tiene una complicada historia legal y la última decisión es consecuencia de una apelación en el año 2003, ganada por la familia Hashimi. Esta decisión fue desafiada por Josephine Quintavalle, directora de una organización pro-vida, Comment on Reproductive Ethics. Pero en un dictamen unánime los cinco lores del consejo legal decretaron que el uso del PGD para crear lo que es conocido también como un «hermano salvador» es permisible.

Una nota de prensa de Josephine Quintavalle con fecha de 28 de abril comentaba que la decisión de la Cámara de los Lores marca un grave precedente. «Los Lores del consejo legal han de hecho establecido que, aunque haya específicas prohibiciones que dicen lo contrario, la Autoridad para la Fertilización Humana y la Embriología puede hacer lo que quiera», indicaba.

El problema con esto, continuaba, es que esto no va sólo de crear bebés en un laboratorio para muestras de tejido. Peor, deja la puerta abierta a los bebés de diseño en general. «Lo que la madre juzga que es conveniente en un embrión es lo que ella puede pedir, según la interpretación actual de la ley», concluía Quintavalle.

La anterior victoria legal de la familia Hashimi ha de hecho abierto ya las puertas a los bebés de diseño en Gran Bretaña. El Telegraph en un reportaje el 25 de noviembre pasado anunciaba que el Servicio Nacional de Salud del país pagará ahora a las parejas para crear los bebés necesarios para proporcionar células a sus hermanos.

El periódico informó de que en los meses anteriores al menos tres autoridades sanitarias locales de Inglaterra habían acordado proporcionar fondos públicos a las parejas que quisieran crear un hermano donante. Según el artículo, cuatro intentos en una fertilización in vitro, junto con el PGD, cuestan cerca de 20.000 libras (37.800 dólares).

Luego, el 29 de noviembre, el Times informaba de que una pareja había sido la primera en concebir el primer bebé de diseño en el Reino Unido. El hijo de Julie y Joe Fletcher es anémico y, tras la fertilización in vitro, un embrión fue seleccionado para que su cordón umbilical proporciones una fuente de células madre.

Son la primera pareja que concibe así gracias a la familia Hashimi, que, aunque tiene el visto bueno, hasta ahora han fracasado a la hora de lograr un embarazo, afirmaba el Times. Otras parejas británicas han dado a luz a hermanos salvadores, pero tras un tratamiento en Estados Unidos, donde el procedimiento es legal.

Mover los postes de la portería
El Times informaba el 7 de marzo de una nueva relajación de las normas que regulan a los hermanos salvadores. La Autoridad de Fertilización Humana y Embrionología (HFEA) de Gran Bretaña ha autorizado a los médicos a realizar cirugía en bebés de diseño para extraer médula ósea.

Previamente sólo era posible utilizar la sangre y las células del cordón umbilical. Pero el periódico afirmaba que las normas se relajaron el año pasado, sin publicidad alguna. El cambio sólo salió a la luz a través de la publicación de documentos bajo la legislación de libertad de información.

Comentando al Times el cambio de la ley, Josephine Quintavalle afirmaba que la HFEA ha «movido los postes de la portería éticos» sin consultar o si acaso informar al público. Y añadía: «La donación de tuétano óseo es invasiva y puede ser dolorosa y mucho más es un bebé recién nacido, quien no obtiene ventaja alguna de la operación y es incapaz de dar su consentimiento. El concepto de un bebé pueda crearse con este propósito específico en mente va más allá de la comprensión de los ciudadanos compasivos y civilizados».

Investigar el cáncer
Los miedos sobre el uso del PGD se vieron confirmados en otro dictamen de la HFEA a finales del año pasado. El 1 de noviembre la BBC informó que la HFEA había aprobado investigar los embriones para eliminar aquellos que sufrían de una forma hereditaria de cáncer.

Se dio permiso a investigadores del University Collage de Londres para que analizaran una clase de cáncer genético intestinal. Se informó de que un padre que posee el gen implicado en este cáncer tiene un 50% de posibilidades de pasarlo a sus hijos. Quienes poseen este gen pueden desarrollar cáncer rectal o de colon en la adolescencia.

La técnica ya se usa en la investigación de otros desórdenes como la fibrosis cística, que puede afectar a los bebés desde el momento de nacer, informó la BBC. Sin embargo, se cree que es la primera vez que ha sido utilizada para una enfermedad que no afecta a la víctima hasta el comienzo de la edad adulta.

Comentando la decisión, el Dr. Mohammed Tarannisi, director del Centro de Reproducción Asistida y Ginecología de Londres, declaraba a la BBC que esta última decisión debería haberse «sometido a una mayor publicidad». En el programa Today de la BBC Radio 4, decía: «Éstas son las condiciones para que puedan o no desarrollarlo en los siguientes 20, 30 ó 40 años. ¿Es ésta la forma correcta de hacerlo? No es la HFEA o tres miembros de la HFEA o incluso un médico como yo mismo quien debe tomar esta clase de decisiones. Éste es un tema que debe debatirse correctamente».

Otras organizaciones también criticaron la decisión de la HFEA, observaba el periódico Guardian el 2 de noviembre. «Si la selección genética de embriones debería hacerse o no, o en qué casos, resulta extremadamente difícil de decidir», decía Sue Mayer, directora de la organización GeneWatch UK. «La HFEA se ha atribuida a sí misma el tomar estas decisiones sin referencia a nadie más que a ella misma».

Más críticas vinieron del Dr. Callum MacKellar, director de investigación del Consejo Escocés de Bioética Humana. Según un reportaje del periódico Scotsman el mismo día, MacKellar advertía de que la medida podría «llevar a la sociedad a una tobogán hacia la eugenesia».

Riesgos psicológicos
Un artículo reciente de Agneto Sutton, profesora del Departamento de Teología del University College, de Chichester, Inglaterra, comentaba la ética implicada en los hermanos salvadores. Publicado en el número 6 del pasado año de la revista italiana de bioética Medicina e Morale, el artículo observaba que mientras el fin de salvar a un niño enfermo es loable en sí mismo, «no se puede justificar cualquier medio para lograrlo».

Sutton sostenía que la HFEA no ha proporcionado evidencias suficientes de que el proceso de la PGD en sí mismo no tenga efectos dañinos en los niños nacidos después de tales pruebas. Además, ella se pregunta cómo reaccionará un hermano salvador al conocer que nació con el propósito de ayudar a otro niño. «¿Es esto compatible con la dignidad humana del niño?», preguntaba. Esta situación podría conducir a un sufrimiento psicológico para el hermano salvador.

Por parte de los padres, la decisión a favor de un hermano salvador también revela problemas, añadía Sutton. El niño es utilizado como algo instrumental y su aceptación está lejos de ser incondicional. Incluso la etiqueta de «salvador» es un nombre equivocado, sostenía. Cuando hablamos de un salvador, nos referimos a alguien que ha hecho una intervención activa, querida por la persona que actúa. En el caso de los bebés que son seleccionados como una fuente de células, el «salvador» es pasivo y tratado como un producto.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el No. 2378, al tratar el tema de la Fecundación in Vitro en general, advierte que «un niño no es algo debido a nadie, sino un don». El texto añade: «un niño no puede considerarse una propiedad». Una advertencia que sigue siendo válida mientras las técnicas genéticas aumentan su alcance.

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ZENIT Staff

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