Belén se prepara para la Navidad

El custodio de Tierra Santa hace entrada solemne en la ciudad en que nació Jesús

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BELÉN, martes, 1 diciembre 2009 (ZENIT.org).- La ciudad en la que nació Jesús ha comenzado la preparación para la Navidad y en la plaza del Pesebre ya se pueden ver las luces y escuchar los cantos de Adviento.

Con ocasión del primer domingo de Adviento, el custodio franciscano de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, realizó el ingreso solemne en Belén este sábado, 28 de noviembre. La celebración ha tenido lugar en momentos en los que la ciudad recupera su entusiasmo, con la llegada de peregrinos, tras la tensión que se vivió con la Intifada de los primeros años de esta década.

Su entrada solemne estaba precedida por una pequeña parada en el monasterio de Mar Elías donde el representante de los franciscanos de Tierra Santa fue recibido por los alcaldes y algunos habitantes de los dos pueblos vecinos a Belén: Beit Sahur y Beit Jalla.

Después, siguiendo el antiguo camino de los patriarcas, el cortejo no pasó por el puesto de control habitual sino que atravesó el enclave israelí surgido en torno a la tumba de Raquel, respetando de este modo una tradición que tiene lugar en el respeto del «status quo», del estatuto jurídico de los Santos Lugares.

En la plaza del pesebre esperaban al custodio el párroco de Belén, fray Samuel Fahim, junto a las autoridades civiles locales.

Una vez efectuado el ingreso por la puerta de la humildad, tras saludar al representante de la Iglesia greco-ortodoxa, el custodio se dirigió hacia el claustro franciscano.

Dentro de la iglesia de Santa Catalina fue recibido por el guardián del santuario, fray Jerzy Kray, mientras se entonaba el canto del «Te Deum».

Tras la bendición solemne, la numerosa asamblea reunida para la celebración presentó sus felicitaciones al custodio que estaba acompañado por el vicario, fray Artemio Vítores, el ecónomo, fray Dobromir Jaztal, el guardián, el párroco y algunos frailes de la comunidad de Belén.

Este ingreso es al mismo tiempo formal y familiar. Aunque responde a las exigencias, a veces pesadas, del «status quo», el ingreso es vivido por los fieles como una manifestación de atención por ellos por parte de la Custodia franciscana desde hace siglos. A través de su presencia, los fieles manifiestan oficialmente su agradecimiento a la Custodia, en la figura de su representante.

Los frailes franciscanos, venidos desde Jerusalén, se vuelven a reunir luego en un almuerzo festivo al final de cual regresan a la iglesia para cantar el oficio de vísperas. Aquí, durante el lucernario, encendieron la primera vela del Adviento.

Este año, los franciscanos han querido dar un sentido especial a este gesto, conmemorando de esta forma los 800 años de la fundación de la orden.

«Queremos que esta luz brille como el sol para que nos muestre el camino de nuestra santificación y así el don del Evangelio, que está en la base de nuestra fraternidad, pueda llegar a todos los hombres», se puede leer en el sitio de la Custodia Franciscana de Tierra Santa (www.custodia.org).

Al día siguiente, domingo 29 de noviembre, la misa dominical de las 9 de la mañana reunió a un gran número de parroquianos, celebrando al mismo tiempo el inicio de un nuevo año litúrgico junto a la fiesta patronal de la parroquia, dedicada a santa Catalina.

Al final de la misa, que fue presidida por el custodio, el párroco dio las gracias a los dos Caballeros del Santo Sepulcro polacos que financiaron las obras de reestructuración del edificio, incluyendo la restauración de los frescos y la renovación del sistema de iluminación, que ahora se integra mejor con la arquitectura.

Alrededor de un millón y medio de personas visitaron Belén en el 2008, de acuerdo al Ministerio de Turismo palestino, un pequeño éxito con respecto a años precedentes. En este año, se espera que el número sea superior.

Más información en www.custodia.org

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ZENIT Staff

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