Belén viviente de la comunidad ucrania de rito bizantino en Málaga

Atendidos por un sacerdote casado, con un hijo en el seminario

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El 6 de enero, se celebró de nuevo la Navidad en la diócesis de Málaga, Andalucía, España, una fiesta organizada por la comunidad católica ucrania de rito bizantino. Por la mañana se reunieron en la parroquia de la Divina Pastora, en Marbella, y en Málaga capital, tuvo lugar en la parroquia de San Felipe Neri. En ambos festejos comenzaron con la celebración de la Eucaristía, animada por cantos navideños, y después compartieron una comida, en la que degustaron doce platos diferentes, recordando a los doce apóstoles.

La comunidad católica de rito bizantino –informa la diócesis de Málaga- prosigue en las próximas semanas con las celebraciones con motivo del nacimiento del Señor. El domingo, 13 de enero, a las 13.00 horas, tras la Eucaristía semanal, los niños representarán un belén viviente, y el domingo 20 celebrarán el bautismo.

Tatyana Hamrastsey, esposa del sacerdote de rito bizantino Roman, en Málaga, afirma que «la celebración de la Navidad es un momento muy importante dentro de la comunidad. Nos reunimos muchas familias y compartimos juntos la alegría del nacimiento del Señor. Los actos los comenzamos el 19 de diciembre, con la visita de san Nicolás a la parroquia, tras la Eucaristía».

«Las Eucaristías católicas de rito bizantino siguen el mismo misal que las católicas, aunque son un poco más largas, pues son cantadas –asegura Tatyana- nuestro calendario cambia un poco, básicamente, nuestras celebraciones tienen lugar dos semanas después de las católicas de rito romano. Por eso, la Navidad la celebramos el 6 de enero e intentamos reunirnos por comunidades para que los que tienen la familia lejos no sientan tanto su ausencia. Aquí la comunidad es una verdadera familia».

La comunidad católica ucrania de rito bizantino se reúne en Málaga todos los domingos, a las 13.00 horas, en la parroquia de San Felipe Neri, para celebrar juntos la Eucaristía. Unas doscientas personas de Málaga capital y diversas localidades comparten cada semana esa celebración, y otro tanto se reúne en la parroquia de la Divina Pastora, también los domingos, a las 9.00 horas. El sacerdote que preside ambas Eucaristías es Roman Hamratsey, sacerdote católico ucraniano de rito bizantino que llegó a Málaga en 2006.

Desde su llegada a Málaga, llamaron la atención, pues es un sacerdote casado con su esposa Tatyana, y tiene dos hijos: Vladimir y Yaroslav, y es que los seminaristas católicos de rito bizantino, antes de recibir la ordenación como diáconos pueden elegir entre el matrimonio, el celibato o la vida monacal, y después reciben la ordenación. Tatyana afirma que «en Málaga nos hemos sentido muy acogidos. Primero en la parroquia de San Ramón Nonato, tanto por el párroco como por los feligreses. Y, desde hace dos meses, en la parroquia de San Felipe Neri, una parroquia preciosa que se parece, en su estilo, a nuestras iglesias ucranianas».

La comunidad católica de rito bizantino en Málaga cuenta, desde hace seis años, con un sacerdote que preside semanalmente la Eucaristía, dedica una hora al confesonario antes de cada celebración, y está atento a las necesidades que puedan surgir entre los miembros de la comunidad durante toda la semana. Roman afirma que «aunque hay algunas familias que viven en Málaga al completo, es más habitual que vengan sólo algunos miembros de la familia, por lo que los problemas se multiplican al estar lejos de su tierra y su familia. Son muchas las personas que acuden pidiendo consejo, ayuda y escucha». Además, organizan fiestas extraordinarias siguiendo las fiestas del calendario litúrgico, conciertos…

El hijo, en el seminario

Roman y Tatyana tiene dos hijos. El mayor, Vladimir, tiene 20 años y lleva tres en el Seminario Diocesano de Málaga. Tatyana recuerda que sus hijos han aprendido ambos a rezar en familia, en el oratorio que siempre han tenido en casa. «Cuando llegamos a Málaga –dice hablando de su hijo- pensaba hacer una carrera universitaria, pero conoció a los seminaristas y se unió a ellos en una peregrinación diocesana por el Camino de Santiago. Cuando regresó tenía claro que quería entrar en el Seminario. Nosotros, como cualquier padre, estamos muy contentos de ver a nuestro hijo feliz y de que sea fiel a la llamada que Dios le está haciendo». El hijo pequeño, Yaroslav, tiene 18 años y se va adaptando a la vida de Málaga. Ayuda mucho a su padre en las celebraciones y está en pleno proceso de discernimiento vocacional.

Roman y Tatyana ven con alegría sus seis años en Málaga y dan gracias a Dios «por todo, por los momentos buenos y los malos. Cuando llega un mal momento, también hay que dar gracias a Dios porque donde hay fe, hay amor; donde hay amor, hay paz; donde hay paz, hay Dios y donde está Dios, no falta nada».

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ZENIT Staff

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