Benedicto XVI advierte contra el nuevo “ecopanteísmo”

El hombre es superior a la naturaleza, afirma el Papa

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 15 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- El respeto de la naturaleza está “estrechamente relacionado” con el respeto a la persona humana, pues “el libro de la naturaleza es único”.

Por tanto, el respeto del medio ambiente no puede ir en contra del respeto a la persona humana, a su vida y a su dignidad. Al contrario, el hombre es superior al resto de la creación, y por ello tiene el deber de cuidarla y protegerla.

Así lo afirma el Papa Benedicto XVI en su mensaje con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2010, y que ha dedicado este año a la cuestión del respeto medio ambiente, necesario para promover la paz en el mundo.

En el mensaje, el Papa advierte contra las actuales tendencias filosóficas que llevan a considerar al ser humano como un peligro para el medio ambiente, y que incluso propugnan el control de la población como una medida de protección de la naturaleza.

Benedicto XVI explica que “una correcta concepción de la relación del hombre con el medio ambiente no lleva a absolutizar la naturaleza ni a considerarla más importante que la persona misma”.

“El Magisterio de la Iglesia manifiesta reservas ante una concepción del mundo que nos rodea inspirada en el ecocentrismo y el biocentrismo, porque dicha concepción elimina la diferencia ontológica y axiológica entre la persona humana y los otros seres vivientes”.

De este modo, advierte el Papa, “se anula en la práctica la identidad y el papel superior del hombre, favoreciendo una visión igualitarista de la ‘dignidad’ de todos los seres vivientes”.

Este “igualitarismo” falso forma parte, explica, “de un nuevo panteísmo con acentos neopaganos, que hace derivar la salvación del hombre exclusivamente de la naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista”.

“La Iglesia invita en cambio a plantear la cuestión de manera equilibrada, respetando la ‘gramática’ que el Creador ha inscrito en su obra, confiando al hombre el papel de guardián y administrador responsable de la creación, papel del que ciertamente no debe abusar, pero del cual tampoco puede abdicar”, aclara.

El Papa explica que “hay una cierta forma de reciprocidad: al cuidar la creación, vemos que Dios, a través de ella, cuida de nosotros”.

“En efecto, también la posición contraria de absolutizar la técnica y el poder humano termina por atentar gravemente, no sólo contra la naturaleza, sino también contra la misma dignidad humana”, añade.

Ecología humana

En este sentido, el Papa subrayó que una verdadera protección de la naturaleza está íntimamente relacionada con el respeto a la dignidad de la persona, lo que se llama “ecología humana”.

“Los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás”, afirma el Pontífice.

En este sentido, subraya la importancia de una educación en la responsabilidad ecológica que “salvaguarde una auténtica ecología humana”.

Es necesario afirmar “con renovada convicción la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier condición en que se encuentre, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza”.

“Es preciso salvaguardar el patrimonio humano de la sociedad. Este patrimonio de valores tiene su origen y está inscrito en la ley moral natural, que fundamenta el respeto de la persona humana y de la creación”, añade el Papa.

“No se puede pedir a los jóvenes que respeten el medio ambiente, si no se les ayuda en la familia y en la sociedad a respetarse a sí mismos: el libro de la naturaleza es único, tanto en lo que concierne al ambiente como a la ética personal, familiar y social”.

Benedicto XVI subraya que la Iglesia “tiene una responsabilidad respecto a la creación y se siente en el deber de ejercerla también en el ámbito público, para defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre todo para proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo”.

“En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente relacionada con la cultura que modela la convivencia humana, por lo que cuando se respeta la ‘ecología humana’ en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia”.

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ZENIT Staff

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