Benedicto XVI alienta el "préstamo de la esperanza" en plena crisis financiera

Iniciativa promovida por los obispos italianos con la colecta del próximo domingo

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 28 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- En plena crisis económica, Benedicto XVI felicitó este jueves a los obispos italianos por promover en las diferentes diócesis el «préstamo de la esperanza», cuyo fondo se basará principalmente en las ofertas que ofrecerán este domingo los católicos en misa.

Al reunirse este jueves con los participantes en la asamblea general de la Conferencia Episcopal Italiana, en el aula del Sínodo del Vaticano, el Santo Padre reconoció que «desde hace meses estamos constatando los efectos de una crisis financiera y económica que ha golpeado duramente el escenario global y alcanzado con una medida diferente a todos los países».

«A pesar de las medidas emprendidas a diferentes niveles, los efectos sociales de la crisis no dejan de hacerse sentir, incluso duramente, de manera particular sobre las capas más débiles de la sociedad y en las familias».

Por este motivo expresó su «aprecio y aliento por la iniciativa del fondo de solidaridad denominado ‘préstamo de la esperanza'», que en este domingo de Pentecostés promoverá una colecta nacional, que constituye la base del fondo.

Los destinatarios de este fondo serán familias que han perdido la única fuente de ingresos, con al menos tres hijos o que tienen que afrontar situaciones de enfermedad grave o discapacidad. Se considera que en Italia hay unas 20 mil o 30 mil familias en estas circunstancias.

«Este renovado llamamiento a la generosidad, que se añade a otras muchas iniciativas promovidas por numerosas diócesis, evocando el gesto de la colecta promovida por el apóstol Pedro a favor de la Iglesia de Jerusalén, es un testimonio elocuente de la capacidad para compartir los pesos de unos y de otros».

«En un momento de dificultad, que afecta de manera particular a quienes han perdido el trabajo, se convierte en un verdadero acto de culto que nace de la caridad suscitada por el Espíritu del Resucitado en el corazón de los creyentes. Es un anuncio elocuente de la conversión interior generada por el Evangelio y una manifestación impactante de la comunión eclesial».

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ZENIT Staff

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