CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 julio 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha apoyado públicamente la labor que están desarrollando los obispos católicos en Zimbabwe a favor de la reconciliación y su grito por la justicia en ese país.
El Santo Padre afrontó la situación de la Iglesia en el país presidido por Robert Mugabe al recibir este sábado a los obispos católicos que concluían su quinquenal visita «ad limina apostolorum».
«Las recientes elecciones en Zimbabwe han sido la base de lo que espero que sea un nuevo inicio en el proceso de la reconciliación nacional y de la reconstrucción moral de la sociedad», afirmó el Papa.
«Aprecio la significativa contribución al proceso electoral que habéis ofrecido a los fieles católicos y a todos los ciudadanos con vuestra Declaración Pastoral Conjunta del año pasado», añadió.
«Como afirmasteis justamente en esa declaración, la responsabilidad por el bien común exige que todos los miembros del cuerpo político trabajen juntos para echar los cimientos espirituales y morales firmes para el futuro de la nación», explicó el Santo Padre.
En el documento, los obispos pidieron al gobierno que garantizara la libertad de prensa y a los medios de comunión se les pidió que se convirtieran en observadores de la situación de los derechos humanos, así como que informaran ateniéndose a la verdad y con honestidad.
El Santo Padre también apoyó en el discurso que dirigió a los prelados en inglés a los obispos la carta pastoral que escribieron con el título: «El grito de los pobres» (Cf. Zenit, 20 de junio de 2005).
En el documento, la Conferencia Episcopal denunció la brutalidad de la operación de las autoridades en la demolición de chabolas y la situación de desamparo en que han quedado numerosísimas familias.
Con esta carta, aseguró el pontífice a los prelados, «habéis permitido que la sabiduría del Evangelio y la rica herencia de la doctrina social de la Iglesia tuvieran una influencia en el pensamiento y juicios prácticos de los fieles, tanto en sus vidas diarias como en sus esfuerzos por actuar como miembros rectos de la comunidad».
En el ejercicio de su ministerio, el Papa alentó a los obispos «a seguir ofreciendo un liderazgo claro y unido, basado en una fe inquebrantable en Jesucristo».
El Papa, si bien se refirió expresamente a «las dificultades del momento presente», constató con alegría que «la Iglesia en Zimbabwe puede alegrarse en presencia de muchas comunidades vibrantes por su fe, por un significativo número de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, y por la presencia de laicos entregados a los diferentes apostolados».
En Zimbabwe, país de 12.700.000 habitantes, los católicos son el 8,5%.
