Benedicto XVI concede a Plasencia la celebración de un año jubilar

Por los 400 años del traslado de las reliquias de san Fulgencio y santa Florentina

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PLASENCIA, lunes, 21 septiembre 2009 (ZENIT.org).- El pasado 16 de septiembre, en una rueda de prensa, el obispo de Plasencia, España, monseñor Amadeo Rodríguez Magro, comunicó que Benedicto XVI ha concedido a esta diócesis extremeña un año jubilar, un acontecimiento histórico puesto que es el primero en esta diócesis.
 
El Año Jubilar se prolongará desde el 3 de octubre de 2009 hasta el 26 de octubre de 2010, con motivo de la celebración del 400 aniversario de la traslación de las reliquias de los santos Fulgencio y Florentina al mausoleo de Berzocana.

Con la concesión de este año jubilar de perdón y gracia al santuario que acoge los restos de los patronos de la Diócesis de Plasencia, se quiere favorecer que los fieles que veneran a estos santos «se renueven espiritualmente», señaló monseñor Rodríguez Magro.

El prelado explicó que san Fulgencio y santa Florentina, hermanos de los santos Leandro e Isidoro, nacieron en Cartagena al final de la primera mitad del siglo VI.

Educados en Sevilla, Fulgencio en el año 591 ya era obispo de Cartagena, donde fue enterrado; Florentina fundó en las afueras de Écija un monasterio femenino dedicado a Nuestra Señora del Valle, que gobernó hasta su muerte.

Los restos mortales de ambos fueron trasladados por su hermano Isidoro a Sevilla, en cuya iglesia de la santas Justa y Refina descansaron junto a los de sus hermanos santos hasta la invasión sarracena.

Para evitar que fuesen profanados, un grupo de cristianos llevó sus restos mortales hasta la comarca cacereña de Las Villuercas, en el término municipal de Berzocana, donde fueron escondidos y hallados posteriormente en el siglo XIV por un vecino.

Para asegurar su digna veneración, los vecinos de Berzocana construyeron en 1610 un mausoleo-relicario donde trasladaron y se conservan desde entonces hasta el día de hoy las sagradas reliquias.

En 2010 se cumplirán 400 años de aquel traslado, motivo por el cual el obispo de Plasencia solicitó al Papa la celebración de este año jubilar, un evento que Rodríguez Magro calificó de «histórico», al ser el primero que se celebra en la Diócesis de Plasencia.

En su decreto, Benedicto XVI concede para este año jubilar los beneficios  acostumbrados: la indulgencia plenaria, o la plenitud de perdón, a todos los fieles que participen en los ritos sagrados celebrados en honor de los santos en cualquier iglesia de la Diócesis, y a los que peregrinan hasta el templo de Berzocana.

Así mismo, todos los ancianos, enfermos y personas imposibilitadas de poder acudir a este municipio cacereño y que se unan espiritualmente a los peregrinos, recibirán estas indulgencias.

Con motivo de la celebración del Año Jubilar Berzocaniego, monseñor Amadeo Rodríguez ha escrito una carta pastoral en la que explica a sus fieles el significado pastoral e histórico de este acontecimiento especial para su diócesis.
 
En su carta, el obispo de Plasencia afirma que un año jubilar «es una ocasión propicia para que todos orientemos con gran intensidad nuestra vida de cara a Dios, busquemos su gracia, renovemos nuestros corazones en la fe y en la conversión y, juntos, nos comprometamos por hacer una convivencia basada en los valores del Evangelio. Y todo eso pasa, porque nos convirtamos en caminantes; el camino es la clave de un Año Jubilar, como lo es también de la vida cristiana».
 
«El camino de la fe -añade–, desde el mismo instante que la recibimos, está lleno de oportunidades. Todas ellas, evidentemente, son gracias del Señor».
 
Un Año Jubilar es uno de estas gracias, afirma el obispo: «En él se nos ofrece, sobre todo, la oportunidad de renovar nuestra vida cristiana en el seno familiar de la Iglesia».
 
Por eso, señala el pastor, «un Año Jubilar es una invitación a caminar. De ahí que os exhorte a que caminéis no sólo espiritualmente, sino también físicamente, hasta el lugar santo que nos convoca».

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ZENIT Staff

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