Benedicto XVI da gracias a la “mano invisible” que salvó a Juan Pablo II

Regala la Rosa de Oro a María como gesto de gratitud

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FÁTIMA, miércoles 12 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Nada más llegar a Fátima en la tarde de este miércoles, Benedicto XVI se dirigió a la Capilla de las Apariciones del Santuario para elevar una oración a María.

En su plegaria, que el Papa rezó de rodillas, agradeció esa «mano invisible» que salvó la vida de Juan Pablo II en el atentado que perpetró Alí Agca en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981.

El Santo Padre trajo de Roma una Rosa de Oro «como homenaje de gratitud del Papa por las maravillas que el Omnipotente» ha realizado por mediación de la Virgen «en los corazones de tantos peregrinos que vienen a esta tu casa materna».

«El venerable Papa Juan Pablo II, que te visitó tres veces, aquí en Fátima, y dio gracias a esa ‘mano invisible’ que lo libró de la muerte en el atentado del 13 de mayo, en la Plaza de San Pedro, hace casi treinta años, quiso ofrecer al Santuario de Fátima un proyectil que le hirió gravemente y fue incrustado en tu corona de Reina de la Paz», recordó su sucesor en la oración.

La bala fue donada por el Papa Karol Wojtyla a la Virgen de Fátima en 1982, un año después del atentado.

Para el Papa Joseph Ratzinger «es de profundo consuelo saber que tu estás coronada no sólo con la plata y el oro de nuestras alegrías y esperanzas, sino también con el ‘proyectil’ de nuestras preocupaciones y sufrimientos», añadió.

El obispo de Roma dio las gracias por «las oraciones y los sacrificios que los Pastorcillos de Fátima elevaban por el Papa, llevados por los sentimientos

que tú les inspiraste en las apariciones».

El primer viaje del pontífice alemán a Portugal tiene lugar en el décimo aniversario de la beatificación de los Patorcillos Jacinta y Francisco, cuando Juan Pablo II reveló el «tercer secreto» de Fátima a través de un documento presentado por el cardenal Joseph Ratzinger. El secreto, según aclaraba el documento de presentación, hacía referencia al atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981.

Este martes en el avión que le llevaba rumbo a Lisboa, el Papa aclaró que este «secreto» no sólo hace relación a aquel atentado contra Juan Pablo II, sino que indica además «realidades del futuro de la Iglesia, que se desarrollan y se muestran paulatinamente. Por eso, es verdad que además del momento indicado en la visión, se habla, se ve la necesidad de una pasión de la Iglesia, que naturalmente se refleja en la persona del Papa, pero el Papa está por la Iglesia y, por tanto, son sufrimientos de la Iglesia los que se anuncian».

Benedicto XVI concluyó la plegaria dando las gracias «a todos aquellos que, cada día, rezan por el sucesor de Pedro y por sus intenciones para que el Papa sea fuerte en la fe, audaz en la esperanza y celoso en el amor».

En su visita a la localidad que vivió en 1917 las seis apariciones de la Virgen a los tres niños, Benedicto XVI, sonriente, saludó a numerosos niños y a las miles de personas que le acogieron con «Viva o Papa Bento».

Puede leerse la oración del Papa en la Capilla de las Apariciones en la sección de documentos de la página web de ZENIT (www.zenit.org).

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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