Benedicto XVI destaca el trabajo de la Iglesia por la reconciliación en Sudán

Anima a los obispos al diálogo con los musulmanes

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 15 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI elogió y agradeció el trabajo de la Iglesia en el conflicto que desde hace décadas asola Sudán, al recibir a los obispos de este país en visita Ad limina el pasado sábado.

Asimismo, les señaló cuáles son los elementos necesarios para que esta paz llegue y se consolide: una vida política moralmente recta, una educación a la superación de las diferencias étnicas, y un diálogo interreligioso que fomente el respeto y la comprensión.

En primer lugar manifestó su aprecio por los esfuerzos que la Iglesia en este país lleva realizando desde hace muchos años por la reconciliación.

Especialmente, valoró la declaración Por una paz justa y duradera, realizada por la Conferencia Episcopal sudanesa, del 3 de septiembre de 2002, en el que los obispos rechazaron unánimemente “cualquier retorno a la guerra”.

“Como heraldos del Evangelio, habéis tratado de inculcar a vuestro pueblo y a la sociedad un sentido de responsabilidad hacia las generaciones presentes y futuras, fomentando el perdón, la aceptación mutua y el respeto de los compromisos asumidos”.

“También habéis trabajado para hacer avanzar los derechos humanos fundamentales a través del imperio de la ley y habéis reclamado la aplicación de un modelo integral de desarrollo económico y humano”.

Asimismo, agradeció “todo lo que la Iglesia en vuestro país está haciendo para ayudar a los pobres a vivir en dignidad y autoestima, para ayudarles a encontrar un trabajo a largo plazo y para que puedan hacer su propia contribución a la sociedad”.

El Papa recordó que “para que la paz eche raíces profundas, deben hacerse esfuerzos concretos para disminuir los factores que contribuyen a los conflictos, en particular la corrupción, las tensiones étnicas, la indiferencia y el egoísmo”.

“Las iniciativas en este sentido sin duda serán provechosas si se basan en la integridad, en un sentido de fraternidad universal y en las virtudes de la justicia, la responsabilidad y la caridad”, recordó, añadiendo que los tratados de paz, aunque imprescindibles, “sólo darán fruto si están inspirados y acompañados por el ejercicio de un liderazgo maduro y moralmente recto”.

Insistió también en la importancia de la educación moral de los futuros rtesponsables sociales y políticos, y alentó a los obispos, en este sentido, a “reforzar la educación católica, preparando así a los laicos, en particular, para que den testimonio convincente de Cristo en todos los aspectos de la vida familiar, social y política”.

Otro aspecto que subrayó fue el de la necesidad del diálogo interreligioso, sobre todo con los musulmanes.

El Papa manifestó su agradecimiento por los esfuerzos llevados a cabo por los obispos sudaneses “por mantener buenas relaciones con los seguidores del Islam”, y les animó a buscar con ellos “la cooperación en iniciativas prácticas”.

“Yo os animaría a enfatizar los valores que los cristianos tienen en común con los musulmanes como base para el ‘diálogo de vida’, que es un primer paso esencial hacia el respeto genuino y la comprensión entre religiones”, subrayó.

“La misma apertura y amor deben ser mostrados a las personas pertenecientes a religiones tradicionales”, añadió.

Por último, destacó la importancia de su propio testimonio como pastores, ejerciendo la autoridad no “como algo impersonal o burocrático, precisamente porque es una autoridad que nace del testimonio”.

“Vosotros mismos debéis ser los primeros maestros y testigos de nuestra comunión en la fe y el amor de Cristo, participando en iniciativas comunes, escuchando a vuestros colaboradores, ayudando a los sacerdotes, religiosos y fieles a aceptarse y apoyarse unos a otros como hermanos y hermanas, sin distinción de raza o grupo étnico, en un intercambio generoso de dones”, concluyó.

Por Inma Álvarez

 

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ZENIT Staff

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