Benedicto XVI espera que el maratón Belén-Jerusalén promueva la paz

El 25 de abril, contó con la participación de palestinos, israelíes e italianos

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JERUSALÉN, sábado, 30 abril 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha deseado que el maratón Belén-Jerusalén que tuvo lugar el 25 de abril, en el que participaron palestinos, israelíes e italianos, sirva para la promoción de ese diálogo que en
Tierra Santa traerá la paz.

En la salida, que tuvo lugar en la Basílica de la Natividad, comenzaron la carrera 50 palestinos y 80 italianos. Luego, al llegar a al puesto de control divisorio, otros 50 deportistas israelíes se unieron al grupo.

En total, participaron 180 personas, que recorrieron unos diez kilómetros, hasta llegar a las puertas de la Ciudad Santa. El más anciano de los corredores tenía 60 años.

La iniciativa fue organizada por cuarto año consecutivo por la Obra Romana para las Peregrinaciones, institución que depende del Vicariato de Roma, órgano de la Santa Sede, que depende del cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la Ciudad Eterna.

En la salida los deportistas fueron precedidos por la antorcha de la paz que antes había sido bendecida por Benedicto XVI desde Roma. En el punto de partida, el obispo Josef Clemens, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos, leyó un mensaje que enviaba el mismo Santo Padre a los presentes.

«Su Santidad, deseando que este encuentro pueda favorecer un fecundo diálogo entre culturas y religiones, se une espiritualmente a los peregrinos y participantes, asegurando su recuerdo en la oración ante el Señor para que Tierra Santa, Oriente Medio y todo el mundo puedan experimentar tiempos de auténtica paz», afirma el mensaje, que lleva la firma del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, que fue traducido en hebreo a los presentes.

En el puesto de control en el que se unieron los atletas israelíes, un soldado de ese país alzó hacia el cielo la antorcha, con un gesto que provocó aplausos.

Antes de comenzar el maratón, monseñor Liberio Andreatta, administrador delegado de la Obra Romana para las Peregrinaciones, lanzó un llamamiento a la paz «para que el corazón de los peregrinos y las piernas de los deportistas puedan llegar allí donde no ha podido llegar la diplomacia».

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ZENIT Staff

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