Benedicto XVI: “Europa no debe permitir que su civilización se derrumbe”

Al recibir al nuevo jefe de la Delegación europea ante la Santa Sede

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 19 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- “Es importante que Europa no permita que su modelo de civilización se desmorone, trozo a trozo. Su impulso original no debe ser sofocado por el individualismo o el utilitarismo”, afirmó hoy el Papa Benedicto XVI.

El Papa insistió en la importancia de reconocer las raíces cristianas de los valores europeos, al recibir hoy al nuevo jefe de la delegación de la Comisión de las Comunidades Europeas ante la Santa Sede, el embajador Yves Gazzo.

El pontífice recordó que no es que Europa comparta unos valores sin más, sino que “más bien han sido estos valores compartidos los que la han hecho nacer”.

“Estos valores son el fruto de una larga y tortuosa historia en la cual, nadie puede negarlo, el cristianismo ha tenido un papel de primer plano”, afirmó el Papa.

Si Europa olvida sus raíces cristianas, advirtió el Papa, estos valores “corren el riesgo de ser instrumentalizados por individuos y grupos de presión deseosos de hacer valer intereses particulares en detrimento del bien común”.

Entre los valores más importantes, el Papa citó “la búsqueda del equilibrio justo y delicado entre eficiencia económica y exigencias sociales, la salvaguarda del medio ambiente, y sobre todo el apoyo indispensable y necesario a la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, y a la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer”.

“Los inmensos recursos intelectuales, culturales y económicos del continente seguirán dando fruto si siguen siendo fecundados por la visión trascendente de la persona humana, que constituye el tesoro más precioso de la herencia europea”, afirmó.

Esta tradición humanista, “en la que se reconocen tantas familias de pensamientos a veces muy distintos, hace a Europa capaz de afrontar los desafíos del mañana y de responder a las expectativas de la población”.

Olvido histórico

El Papa negó que recordar las raíces cristianas de Europa suponga “buscar un estatuto privilegiado para la Iglesia”.

La Iglesia, afirmó, “quiere hacer memoria histórica recordando en primer lugar una verdad – cada vez más relegada al silencio – es decir, a la inspiración decididamente cristiana de los Padres fundadores de la Unión Europea”.

También “desea mostrar que la base de los valores procede sobre todo de la herencia cristiana que sigue alimentándola aún hoy”, añadió el Papa.

“La igual dignidad de todos los seres humanos, la libertad del acto de fe como raíz de las demás libertades civiles, la paz como elemento decisivo del bien común, el desarrollo humano intelectual, social y económico y el sentido de la historia que de él se deriva, son otros tantos elementos centrales de la Revelación cristiana que siguen modelando la civilización europea”.

En este sentido, el Papa quiso recordar su reciente viaje a la República Checa, coincidiendo con el presente año, que celebra el vigésimo aniversario de la Caída del Muro de Berlín.

“En esa tierra probada por el yugo de una dolorosa ideología, pude dar gracias por el don de la libertad recuperada que ha permitido al continente europeo de volver a encontrar su integridad y su unidad”, afirmó.

Recordando su discurso, en su estancia en Praga (26 de septiembre), ante las autoridades y el Cuerpo Diplomático, el Papa afirmó que Europa es “más que un continente”, es una “casa espiritual”.

“La Iglesia desea “acompañar” la construcción de la Unión Europea. Por esto se permite recordarle cuáles son los valores fundamentales y constitutivos de la sociedad europea, para que puedan ser promovidos para el bien de todos”, concluyó.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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