Benedicto XVI exige en Navidad el fin de la violencia en Oriente Medio

En particular, entre israelíes y palestinos, así como en el Líbano e Irak

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 25 diciembre 2006 (ZENIT.org).- El mensaje de Navidad, pronunciado a mediodía por Benedicto XVI, se convirtió en un fuerte llamamiento para exigir la paz en Oriente Medio, especialmente entre israelíes y palestinos, así como en el Líbano y en Irak.

«En este día de fiesta, pienso con gran preocupación en la región del Oriente Medio, probada por numerosos y graves conflictos», reconoció hablando desde el balcón central de la fachada de la basílica de San Pedro del Vaticano.

«Espero que se abra a una perspectiva de paz justa y duradera, respetando los derechos inalienables de los pueblos que la habitan», añadió antes de pronunciar su mensaje de felicitación en 62 idiomas, entre otros, el árabe y el hebreo.

«Confío al divino Niño de Belén –aseguró– los indicios de una reanudación del diálogo entre israelíes y palestinos que hemos observado estos días, así como la esperanza de ulteriores desarrollos reconfortantes».

«Confío en que, después de tantas víctimas, destrucciones e incertidumbres –añadió–, reviva y progrese un Líbano democrático, abierto a los demás, en diálogo con las culturas y las religiones».

Asimismo, hizo un llamamiento «a los que tienen en sus manos el destino de Irak, para que cese la feroz violencia que ensangrienta el país y se asegure una existencia normal a todos sus habitantes».

El obispo de Roma mencionó a continuación otros conflictos que en Asia y en África.

En particular elevó una plegaria a Dios «para que en Sri Lanka, en las partes en lucha, se escuche el anhelo de las poblaciones de un porvenir de fraternidad y solidaridad».

Rezó también por la región sudanesa de Darfur por todo el continente africano para que «se ponga término a los conflictos fraticidas, cicatricen pronto las heridas abiertas en la carne de ese continente y se consoliden los procesos de reconciliación, democracia y desarrollo».

«Que el Niño Dios, Príncipe de la paz, haga que se extingan los focos de tensión que hacen incierto el futuro de otras partes del mundo, tanto en Europa como en Latinoamérica», concluyó pasar su mirada en Navidad por las emergencias del planeta.

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ZENIT Staff

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