Benedicto XVI exige una respuesta a la Camorra y a todas las formas de violencia

En su visita pastoral a Nápoles

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 21 octubre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI lanzó un llamamiento a responder y prevenir todas las formas de violencia, incluida la mafiosa de la Camorra, al visitar este domingo la ciudad italiana de Nápoles.

Sus palabras fueron escuchadas por más de 20 mil personas, reunidas en la céntrica plaza del Plebiscito, a pesar de la despiadada lluvia y del frío penetrante.

Para muchos habitantes de la ciudad «vivir no es fácil», reconoció el Papa en la homilía de la misa dominical, acompañado por el cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de la ciudad, por 77 obispos y por 700 sacerdotes.

En concreto, denunció las «muchas situaciones de pobreza, de carencia de alojamiento, de desempleo o subempleo, de falta de perspectivas para el futuro».

«Y luego está el triste fenómeno de la violencia», reconoció, mencionando ante todo el «deprecalbe número de los delitos de la Camorra».

La Camorra es una organización criminal mafiosa de la región de Campania y, en particular de su capital, Nápoles. Sus miembros están relacionados con actividades de contrabando (en particular de droga), chantaje, soborno, robo y asesinato.

Pero el Papa también condenó la violencia que «tiende a convertirse por desgracia en una mentalidad difundida, penetrando en la vida social, en los barrios históricos del centro y en las afueras nuevas y anónimas, con el riesgo de atraer especialmente a la juventud, que crece en ambientes en los que prosperar la ilegalidad, el mercado negro y la cultura de quien se las apaña como puede».

En este contexto, el obispo de Roma pidió que se intensifiquen «los esfuerzos a favor de una estrategia de prevención, que refuerce la escuela, el trabajo, la ayuda a los jóvenes y al gestión del tiempo libre».

«Es necesaria una intervención que involucre a todos en la lucha contra toda forma de violencia, comenzando por la formación de las conciencias y transformando la mentalidad, las actitudes, los comportamientos de todos los días», concluyó.

De la lluviosa plaza del Plebiscito, tras haber rezado el Ángelus, el Papa se trasladó en el papamóvil al seminario de la arquidiócesis para encontrarse con los 300 jefes religiosos –cristianos, musulmanes, judíos y de otras religiones– que participan hasta el martes en el encuentro por la paz convocado por la Comunidad de San Egidio.

En la tarde, el Papa visitó la catedral, en particular la capilla de San Jenaro, para adorar el Santísimo Sacramento y venerar las reliquias de este obispo patrón de Nápoles que fue martirizado aproximadamente en el año 305.

San Jenaro es famoso por el milagro que generalmente ocurre cada año desde hace siglos, el día de su fiesta, el 19 de septiembre. Su sangre, se licúa ante la presencia de todos los testigos que deseen asistir.

Tras despedirse de Nápoles en la tarde, el Papa regresó al Vaticano en helicóptero.

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ZENIT Staff

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