Benedicto XVI insiste en la centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia

Durante la consagración del altar de una catedral cercana a Roma

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ALBANO, lunes 22 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI insistió este domingo en la centralidad de la Eucaristía para la vida cristiana, durante la consagración del altar de la catedral de Albano, diócesis suburbicaria de Roma.

Durante la homilía, el Papa explicó que durante la celebración de la Misa, el altar «se convierte, de cierta forma, en punto de encuentro entre el Cielo y la tierra; el centro, podríamos decir, de la única Iglesia que es celeste y al mismo tiempo peregrina en la tierra».

«Es más, cada celebración eucarística anticipa el triunfo de Cristo sobre el pecado y sobre el mundo, y muestra en el misterio el fulgor de la Iglesia», añadió.

La presencia real de Cristo en la Eucaristía, añadió el Papa, «es una presencia dinámica, que nos aferra para hacernos suyos, para asimilarnos a él; nos atrae con la fuerza de su amor haciéndonos salir de nosotros mismos para unirnos a Él, haciendo de nosotros una sola cosa con Él».

En este sentido, el Papa insistió en la necesidad de la reconciliación entre los cristianos que participan del sacramento.

«¿Es posible estar en comunión con el Señor si no estamos en comunión entre nosotros? ¿Cómo podemos presentarnos ante el altar de Dios divididos, lejanos unos de otros?», añadió.

El Papa explicó que es necesario el perdón y la reconciliación fraterna antes de comulgar: «vuestra alma debe abrirse al perdón y a la reconciliación fraterna, dispuestos a aceptar las excusas de cuantos os hayan herido y dispuestos, por vuestra parte, a perdonar».

«Cuando los creyentes se ponen en contacto en un orden determinado, se yuxtaponen y cohesionan mutua y estrechamente, cuando todos están unidos con la caridad se convierten verdaderamente en casa de Dios que no teme derrumbarse», añadió el Papa, citando a san Agustín.

En este sentido, explicó la necesidad no sólo de la comunión, sino también de la corresponsabilidad, pues «la comunión eclesial es también una tarea confiada a la responsabilidad de cada uno».

«Que el Señor os conceda una comunión cada vez más convencida y operante, en la colaboración y en la corresponsabilidad en todos los niveles: entre presbíteros, consagrados y laicos, entre las distintas comunidades cristianas de vuestro territorio, entre las distintas agrupaciones de laicos», concluyó.

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ZENIT Staff

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