Benedicto XVI: La fuente de la profunda alegría cristiana –la alegría del amor-, la Eucaristía

Intervención con ocasión de la oración mariana del Ángelus

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 18 marzo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI, a mediodía de este domingo, antes rezar la oración mariana del Ángelus junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.

* * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

Acabo de regresar de la Institución Penal para Menores de Casal del Marmo, en Roma, donde me he acercado de visita en este cuarto domingo de Cuaresma, llamado en latín Domingo «Laetare», esto es, «Alégrate», de la primera palabra de la antífona de entrada en la liturgia de la Misa. Hoy la liturgia nos invita a alegrarnos porque se acerca la Pascua, el día de la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. ¿Pero dónde se encuentra la fuente de la alegría cristiana más que en la Eucaristía, que Cristo nos dejó como Alimento espiritual, mientras somos peregrinos en esta tierra? La Eucaristía alimenta en los creyentes de toda época esa alegría profunda, que hace un todo con el amor y con la paz, y que tiene origen en la comunión con Dios y con los hermanos.

El martes pasado fue presentada la Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis, que tiene como tema precisamente la Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia. La he elaborado recogiendo los frutos de la XI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, celebrada en el Vaticano en octubre de 2005. Cuento con volver sobre este importante texto, pero ahora deseo subrayar que éste es expresión de la fe de la Iglesia universal en el Misterio eucarístico, y se sitúa en continuidad con el Concilio Vaticano II y el magisterio de mis venerados predecesores Pablo VI y Juan Pablo II. En este Documento he querido, entre otros puntos, evidenciar su vínculo con la Encíclica Deus caritas est: he aquí por qué he elegido como título Sacramentum caritatis, retomando una bella definición de la Eucaristía de Santo Tomás de Aquino (Summa Th. III, q. 73, a. 3, ad 3), «Sacramento del amor». Sí, en la Eucaristía Cristo ha querido darnos su amor, que le impulsó a ofrecer en la cruz la vida por nosotros. En la última Cena, lavando los pies a sus discípulos, Jesús nos dejó el mandamiento del amor: «Como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros» (Jn 13,34). Pero dado que esto es posible sólo permaneciendo unidos a Él, como sarmientos a la vid (Jn 15,1-8), eligió quedarse Él mismo entre nosotros en la Eucaristía para que nosotros podamos permanecer en Él. Cuando, por lo tanto, nos alimentamos con fe de su Cuerpo y de su Sangre, su amor pasa a nosotros y nos hace capaces a nuestra vez de dar la vida por los hermanos (1 Jn 3,16). De aquí brota la alegría cristiana, la alegría del amor.

«Mujer eucarística» por excelencia es María, obra maestra de la gracia divina: el amor de Dios la hizo inmaculada «en su presencia, en el amor» (cfr. Ef 1,4). Junto a Ella, custodiando al Redentor, Dios puso a San José, de quien mañana celebraremos la solemnidad litúrgica. Invoco especialmente a este gran Santo para que creyendo, celebrando y viviendo con fe el Misterio eucarístico, el Pueblo de Dios sea invadido del amor de Cristo y difunda sus frutos de alegría y paz a toda la humanidad.

[Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en diversos idiomas. En francés dijo:]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, especialmente a los miembros de la Facultad de Ciencias de Lausanne. Al proponernos la parábola del hijo pródigo, la liturgia de este domingo nos invita a reconocer nuestros pecados y a levantarnos para acudir al Padre, quien nos acoge con ternura. Que podáis aprovechar el tiempo de Cuaresma para vivir, de manera más fuerte, la experiencia del amor de Dios en el sacramento del perdón. Con mi bendición apostólica.

[En inglés:]

Saludo cordialmente a todos los peregrinos de lengua inglesa congregados para el Ángelus de hoy. Prosiguiendo nuestro itinerario hacia la Pascua, se nos recuerda en el Evangelio de este domingo el amor ilimitado del Padre celestial. Que las riquezas de su infinita misericordia os llenen de paz y alegría en este tiempo cuaresmal. Invoco sobre vosotros y vuestras familias la abundante bendición de Dios.

[En alemán:]

Con alegría doy la bienvenida a todos los peregrinos y visitantes de lengua alemana, en particular a los peregrinos procedentes de la diócesis de Fulda. En el domingo «Laetare», cuarto domingo de Cuaresma, la liturgia nos invita a apresurarnos hacia la Pascua con más alegre dedicación. Podemos confiar en el hecho de que Dios, Padre misericordioso, nos espera con gozo, igual que al «hijo pródigo» en el Evangelio de hoy, para regalarnos su amor y la plenitud de la vida en Él. Que el Señor nos guíe en el camino de la conversión y del bien. Que el Espíritu divino os acompañe esta jornada y esta semana.

[En español:]

Saludo a los peregrinos de lengua española, especialmente a los de la Parroquia Virgen de la Paloma, de Madrid. En este tiempo de Cuaresma os invito de modo particular a abrir vuestros corazones al amor de Jesucristo presente en la Eucaristía. Por ello, como he dicho en la reciente Exhortación apostólica «Sacramentum caritatis», os aliento a participar gozosamente en la Misa dominical, fuente de la libertad auténtica de los hijos de Dios. ¡Feliz domingo!

[En polaco:]

Saludo cordialmente a todos los polacos: tanto a los presentes aquí, en Roma, como a los que están en Polonia, así como a cuantos se encuentran en diversas partes del mundo. Queridísimos: hoy deseo invitaros a leer mi Exhortación apostólica postsinodal «Sacramentum Caritatis» – «Sakrament miłości». Que esta lectura reavive en vosotros la fe y el amor hacia la Eucaristía. Acogiendo a Cristo en la Santa Comunión y adorándole en vuestras iglesias recibiréis la fortaleza espiritual para afrontar las dificultades de la vida y permanecer fieles a sus preceptos. ¡Que Cristo os fortaleza y os conduzca siempre!

[Traducción del original plurilingüe realizada por Zenit –
© Copyright 2007 – Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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