Benedicto XVI: la Iglesia es “el abrazo de Dios” a los hombres

Discurso en la catedral de Santiago de Compostela

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SANTIAGO DE COMPOSTELA, sábado 6 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia es el “abrazo de Dios”, afirmó hoy el Papa Benedicto XVI, durante su visita a la catedral de Santiago de Compostela, tras su entrada por la Puerta Santa como peregrino y su “abrazo al Apóstol”.

La ciudad en la que según la tradición reposan los restos del Apóstol Santiago es la primera etapa de la visita pastoral que el Pontífice está llevando a cabo en España, y que concluirá mañana en Barcelona.

Durante su breve discurso, el Papa confió a los presentes que, al abrazar al busto del Santo que se custodia en la catedral, había pedido “por todos los hijos de la Iglesia, que tiene su origen en el misterio de comunión que es Dios”.

“Mediante la fe, somos introducidos en el misterio de amor que es la Santísima Trinidad. Somos, de alguna manera, abrazados por Dios, transformados por su amor”.

“La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad”, añadió.

Verdad y libertad

Entre Papa, libertad y verdad, subrayó el Papa“hay una relación estrecha y necesaria”.

“La búsqueda honesta de la verdad, la aspiración a ella, es la condición para una auténtica libertad. No se puede vivir una sin otra”.

“La Iglesia, que desea servir con todas sus fuerzas a la persona humana y su dignidad, está al servicio de ambas, de la verdad y de la libertad. No puede renunciar a ellas, porque está en juego el ser humano, porque le mueve el amor al hombre”.

En este contexto, el Pntífice a todos los fieles de la archidiócesis de Santiago “y a los de la Iglesia en España”, a “vivir iluminados por la verdad de Cristo, confesando la fe con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en el compromiso como ciudadanos”.

“Que la alegría de sentiros hijos queridos de Dios os lleve también a un amor cada vez más entrañable a la Iglesia, cooperando con ella en su labor de llevar a Cristo a todos los hombres” auguró, pidiendo oraciones “para que muchos jóvenes se consagren a esta misión en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada”, porque “hoy, como siempre, merece la pena entregarse de por vida a proponer la novedad del Evangelio”.

La importancia de peregrinar

En Santiago, que constituye una de las metas principales de peregrinación del mundo entero, Benedicto XVI quiso recordar que “peregrinar no es simplemente visitar un lugar cualquiera para admirar sus tesoros de naturaleza, arte o historia”.

“Peregrinar significa, más bien, salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios allí donde Él se ha manifestado, allí donde la gracia divina se ha mostrado con particular esplendor y ha producido abundantes frutos de conversión y santidad entre los creyentes”, subrayó.

“En este Año Santo Compostelano, como Sucesor de Pedro, he querido yo también peregrinar a la Casa del Señor Santiago, que se apresta a celebrar el ochocientos aniversario de su consagración, para confirmar vuestra fe y avivar vuestra esperanza, y para confiar a la intercesión del Apóstol vuestros anhelos, fatigas y trabajos por el Evangelio”.

El Papa concluyó su discurso agradeciendo “a los católicos españoles la generosidad con que sostienen tantas instituciones de caridad y de promoción humana”.

“No dejéis de mantener esas obras, que benefician a toda la sociedad, y cuya eficacia se ha puesto de manifiesto de modo especial en la actual crisis económica, así como con ocasión de las graves calamidades naturales que han afectado a varios países”.

Llamamiento a la esperanza

En su saludo al Papa, monseñor Julián Barrio Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela, expresó su alegría por el hecho de “que el sucesor de Pedro venga a venerar la tumba del protomártir entre los Apóstoles, orando aquí por toda la Iglesia”.

El prelado agradeció al Pontífice por “la finura espiritual, hondura intelectual y firmeza evangélica con que está guiando la barca de Pedro”.

“En su persona el Señor nos ha dado el don del “humilde trabajador en su viña”, dispuesto día a día a beber su cáliz, gastando y desgastando la vida por la conversión, purificación y santificación de los hijos de la Iglesia”.

Quiso reconocer especialmente la importancia de dos de los documentos del Papa, su reciente Carta a los seminaristas y su encíclica Spe Salvi.

“El Año Santo Compostelano que estamos celebrando es una llamada a la esperanza cristiana”, ha ricordato, sottolineando che “Santiago es el referente de la esperanza que da sentido, vigor e impulso a la fe, proyectándola día a día hacia su meta definitiva”.

“Como Papa peregrino a Santiago llega hoy a nosotros trayendo la bandera del principio de la esperanza.”, ha concluso monsignor Barrio.

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ZENIT Staff

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