Benedicto XVI: la solución del problema de los “lefebvrianos” es doctrinal

El Papa explica qué va a suceder a partir de ahora con la Fraternidad San Pío X

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 12 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- ¿Qué va a suceder ahora con los miembros de la Fraternidad San Pío X a quienes se ha levantado la excomunión? Es uno de los puntos fundamentales que el Papa aclara en su carta a todos los obispos del mundo, hecha pública hoy por la Santa Sede.

La resolución de este problema requerirá tiempo y la participación de los obispos de todo el mundo, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Esta es una de las novedades de la carta, en la que el Papa explica cómo va a afrontarse la posible integración de los “lefebvrianos” en la plena comunión de la Iglesia, y que comportará, en último término, una reflexión conjunta sobre el Concilio Vaticano II.

El “nudo” doctrinal

Precisamente, una de las cuestiones sobre las que el Papa insiste especialmente en la carta es que el levantamiento de la excomunión no ha supuesto la integración de la Fraternidad fundada por monseñor Marcel Lefebvre en la Iglesia, sino todo lo contrario.

El levantamiento de la excomunión “afecta a personas, no a instituciones”, insiste Benedicto XVI, admitiendo que este punto no quedó suficientemente aclarado en la medida adoptada el pasado 21 de enero de 2009.

El Papa insiste en varias ocasiones en la medida disciplinaria, a la que afecta la excomunión, y el ámbito doctrinal: “ La remisión de la excomunión era una medida en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas eran liberadas del peso de conciencia constituido por el castigo eclesiástico más grave”.

“Es necesario distinguir entre el nivel disciplinar, que concierne a las personas como tales, y el nivel doctrinal en el que se ponen en cuestión el ministerio y la institución”.

El levantamiento de la excomunión, añade, “ tiende al mismo fin al que servía la sanción: invitar a los cuatro obispos una vez más a volver. Este gesto era posible después de que los interesados hubieran expresado su reconocimiento en línea de principio del Papa y de su potestad de Pastor, aunque con reservas en materia de obediencia a la autoridad doctrinal y a la del Concilio”.

Sin embargo, el nudo doctrinal sigue aún sin resolver, explica el Papa: “El hecho de que la Fraternidad San Pío X no posea una posición canónica en la Iglesia, no se basa al fin y al cabo en razones disciplinarias sino doctrinales”.

“Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia.”, insiste el Papa.

Doctrina de la Fe

El Papa anuncia en su carta cuál va a ser el procedimiento por el que se va a afrontar la cuestión doctrinal, y que pasa por vincular la Comisión Pontificia “Ecclesia Dei”, que preside actualmente el cardenal Darío Castrillón, a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

“Con ello queda claro que los problemas que deberán tratarse ahora son de naturaleza esencialmente doctrinal y tienen que ver sobre todo con la aceptación del Concilio Vaticano II y con el magisterio post conciliar de los Papas”, explica Benedicto XVI.

Esta Comisión, que creó el papa Juan Pablo II al día siguiente de consumarse el cisma, el 2 de julio de 1988, con el Motu proprio “Ecclesia Dei”, ha tenido como objetivo, desde su creación, a las comunidades afectadas por la excomunión a monseñor Lefebvre a volver a la comunión con la Iglesia.

A través de la Congregación, se solicitará la participación de los obispos de todo el mundo, a través “de los organismos colegiales con los que la Congregación estudia las cuestiones que se presentan”, y que garantizará “la implicación de varias Congregaciones romanas y de los representantes del Episcopado mundial en las decisiones que se tomen”, afirma el Papa.

“No se puede congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1963 – esto debe quedar muy claro a la Fraternidad”, añade.

Reflexión sobre el Concilio

En su carta, el Papa se remite a una de las cuestiones claves, y es al modo en que el Concilio debe ser entendido. Aunque brevemente, Benedicto XVI se remite así al contenido del Motu Proprio “Ecclesia Dei” de Juan Pablo II, que trataba ampliamente esta cuestión.

“A algunos de aquellos que se distinguen como grandes defensores del Concilio, debe también recordárseles que el Vaticano II lleva en sí la entera historia doctrinal de la Iglesia”, aclara el Papa. “Quien quiere ser obediente al Concilio, debe aceptar la fe profesada en el curso de los siglos y no puede cortar las raíces de las que vive el árbol”.

Precisamente, esta cuestión era clave en el Motu Proprio de Juan Pablo II, en el que por un lado advertía a los cismáticos sobre la “contradicción” de su postura, al mantener “una noción de Tradición que se oponga al Magisterio universal de la Iglesia, el cual corresponde al Obispo de Roma y al Colegio de los Obispos”.

“Nadie puede permanecer fiel a la Tradición si rompe los lazos y vínculos con aquél a quien el mismo Cristo, en la persona del Apóstol Pedro, confió el ministerio de la unidad en su Iglesia”, aclaraba el texto.

Sin embargo, el Motu Proprio también hacía un llamamiento a los fieles a “una reflexión sincera y profunda sobre su fidelidad a la Tradición de la Iglesia, propuesta auténticamente por el Magisterio eclesiástico, ordinario o extraordinario, especialmente en los Concilios Ecuménicos desde Nicea al Vaticano II”.

“De esta meditación todos debemos sacar un nuevo y eficaz convencimiento de la necesidad de ampliar y aumentar esa fidelidad, rechazando totalmente interpretaciones erróneas y aplicaciones arbitrarias y abusivas en materia doctrinal, litúrgica y disciplinar”, añadía el texto.

Especialmente, Juan Pablo II pedía a los teólogos y expertos “un nuevo empeño de profundización, en el que se clarifique plenamente la continuidad del Concilio con la Tradición, sobre todo en los puntos doctrinales que, quizá por su novedad, aún no han sido bien comprendidos por algunos sectores de la Iglesia”.

Esta decisión de Benedicto XVI de remitir la cuestión a la Congregación para la Doctrina de la Fe supone por tanto una nueva clarificación, para toda la Iglesia, sobre el Concilio Vaticano II y su continuidad con la Tradición de la Iglesia, que implicará a teólogos y obispos de todo el mundo.

[Por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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