Benedicto XVI muestra la influencia de Pío XII en el Concilio Vaticano II

Recoge su herencia en el quincuagésimo aniversario de su fallecimiento

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 11 noviembre 2008 (ZENIT.org).- No es posible entender el Concilio Vaticano II sin tener en cuenta el magisterio de Pío XII, considera Benedicto XVI, constatando que ese Papa es, tras la Escritura, la fuente más citada por sus documentos.

El Papa Joseph Ratzinger llegó a esta conclusión al recoger la herencia dejada a la Iglesia por el pontificado de Eugenio Pacelli (1939-1958) en el discurso que dirigió este sábado a los participantes en un congreso sobre «La herencia del magisterio de Pío XII y el Concilio Vaticano II», promovido por las universidades pontificias Gregoriana y Lateranense, en el quincuagésimo aniversario de la muerte del siervo de Dios.

La intervención del Papa muestra cómo ese concilio ecuménico no supuso una ruptura con el pasado, sino que se puso en continuidad con la Tradición de la Iglesia, recibida y expuesta por el sumo pontífice, que había precedido a su convocatoria.

«Ciertamente la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, es un organismo vivo y vital, que no está inmovilizado en lo que era hace cincuenta años, reconoció el Papa después de repasar los grandes documentos del pontificado de Eugenio Pacelli.

«Pero el desarrollo tiene lugar con coherencia. Por esto la herencia del magisterio de Pío XII ha sido recogida por el Concilio Vaticano II y propuesta a las generaciones cristianas sucesivas».

El Papa constató que «en las intervenciones orales y escritas presentadas por los padres del concilio Vaticano II se encuentran más de mil referencias al magisterio de Pío XII».

No todos los documentos del Concilio tienen un aparato de notas, pero en los documentos que cuentan con él «el nombre de Pío XII aparece más de doscientas veces», informó.

Esto quiere decir, aclaró, que, «con la excepción de la Sagrada Escritura, este Papa es la fuente autorizada que el Concilio cita con más frecuencia».

«Además –subrayó–, las notas de esos documentos no son, en general, meras referencias explicativas, sino que con frecuencia constituyen auténticas partes integrantes de los textos conciliares; no sólo ofrecen justificaciones de apoyo para lo que afirma el texto, sino que además ofrecen una clave de interpretación».

El discurso del Papa se convirtió, por tanto, en una reivindicación del papel histórico del fallecido pontífice, en particular de su magisterio, pues «en los últimos años, cuando se ha hablado de Pío XII, la atención se ha concentrado de manera excesiva en un solo problema, tratado generalmente de manera más bien unilateral».

«Independientemente de otras consideraciones, esto ha impedido una visión adecuada de una figura de gran profundidad histórico-teológica como la de Pío XII», consideró.

No sorprende, por tanto, dijo su sucesor «que su enseñanza siga difundiendo luz todavía hoy en la Iglesia».

«En la persona del sumo pontífice Pío XII, el Señor ha hecho a su Iglesia un don excepcional, por el que todos debemos darle las gracias», afirmó.

Conclusiones del congreso

En sus palabras de saludo al Papa, el arzobispo Rino Fisichella, rector de la Universidad Pontificia Lateranense, mostró cómo «el magisterio de Pío XII, recogido principalmente en sus 43 encíclicas y en sus numerosos discursos, no sólo fue propedéutico para el Concilio, sino que marcó positivamente su desarrollo».

Por eso, al explicar el espíritu del Vaticano II, dijo: «no vige la ley de la discontinuidad sino la de una continuidad que se realiza en un desarrollo armonioso capaz de mostrar el progreso de la doctrina sin alteración alguna».

Por su parte, en la audiencia, el padre Gianfranco Ghirlanda S.I., rector de la Universidad Pontificia Gregoriana, explicó al Papa que el congreso, que se ha celebrado en la sede de las dos universidades, «ha subrayado una vez más la profundidad del magisterio de Pío XII, que fue una fuente riquísima de tantos documentos del Concilio Vaticano II, así como del magisterio postconciliar».

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ZENIT Staff

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