Benedicto XVI recibió al director de la Organización Internacional del Trabajo

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 6 febrero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió el pasado 4 de febrero a Juan Somavia, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la agencia de Naciones Unidas que se ocupa de promover el trabajo digno y productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana.

La Santa Sede desde siempre ha estado atenta a las cuestiones sociales y en especial al derecho fundamental al trabajo y a las justas y equitativas condiciones que hay que asegurar a los trabajadores, como acto de servicio a la plena verdad del hombre.

En concreto, en el horizonte histórico que se abrió con la revolución industrial, la Iglesia orientó su propia solicitud pastoral hacia el problema de la explotación de los trabajadores y del trabajo como clave del desarrollo no sólo económico sino también cultural y moral. Estas primeras reflexiones fueron profundizadas en la encíclica Rerum Novarum de León XIII, en 1891.

A ella siguieron varios documentos, entre ellos la Populorum Progressio dde Pablo VI, en 1967, y las tres encíclicas sociales de Juan Pablo II – Laborem Exercens, Sollicitudo Rei Socialis y Centesimus Annus – que dieron origen al Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, editado por el Consejo Pontificio Justicia y Paz.

En el último Informe sobre las tendencias mundiales del trabajo, presentado recientemente en Ginebra, la OIT lanza la alarma sobre el hecho de que «en 2008, el nivel de paro podría llegar al 6,1%, con cinco millones más de nuevos desempleados respecto a 2007», con un aumento también del trabajo precario y vulnerable.

Bien consciente de estos problemas, el mismo Benedicto XVI, en el mensaje enviado a la 45 Semana Social de los Católicos Italianos, del 19 al 21 de octubre de 2007, señaló la precariedad laboral de los jóvenes y la cuestión antropológica (respeto a la vida humana y atención a la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer) como las principales «emergencias éticas y sociales» que Italia debe afrontar.

En el mensaje enviado en aquella ocasión, el Papa afirmó además que «cuando la precariedad no permite a los jóvenes construir una familia propia, resulta seriamente comprometido el desarrollo auténtico y completo de la sociedad».

Por Mirko Testa, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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