Benedicto XVI reconoce "la vergüenza" de la división de los cristianos

En el encuentro ecuménico celebrado en el Patriarcado greco-ortodoxo

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JERUSALÉN, viernes, 15 mayo 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI reconoció este viernes la «vergüenza» que causa la desunión entre los cristianos durante el encuentro ecuménico en el que participó en la sede del Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, en el último día de peregrinación en Tierra Santa.

El Papa saludó al patriarca greco ortodoxo Teófilo III, así como a representantes de otras iglesias ortodoxas, y un representante anglicano y dos luteranos en un encuentro que recordó el abrazo que se dieron en esta Ciudad Santa el Papa Pablo VI y el patriarca ecuménico de Constantinopla Atenágoras, en 1964, dando un giro decisivo a las relaciones ecuménicas impulsado por el Concilio Vaticano II.

El Santo Padre meditó en el escándalo que supone la desunión entre los cristianos, al constatar «que al abrir los brazos en la Cruz, Jesús reveló la plenitud de su deseo de atraer a toda persona hacia sí, reuniéndolos a todos en unidad».

«No sorprende, por tanto, que ante nuestro ardiente deseo de llevar a Cristo a los demás, de dar a conocer su mensaje de reconciliación, experimentemos la vergüenza de nuestra división», siguió diciendo.

Por eso, dijo, «debemos encontrar la fuerza para redoblar nuestro esfuerzo por perfeccionar nuestra comunión, por hacer que sea completa, para llevar un testimonio común del amor del Padre, que envía al Hijo para que el mundo conozca su amor por nosotros».

Giovanni Maria Vian, director de «L’Osservatore Romano», tras este encuentro, ha afirmado que «en Tierra Santa Benedicto XVI ha confirmado la irrevocable opción ecuménica de la Iglesia».

«Pero todo nace de una tumba vacía», añade, refiriéndose al Santo Sepulcro que el Papa visitó tras este encuentro ecuménico. «Esta tumba en la que habían puesto a Jesús y hacia la que, en una mañana de primavera, de hace casi veinte siglos, corrieron con todas sus fuerzas Juan, el más joven que llegó antes y se detuvo en la puerta, y Pedro, que entró en primer lugar. Como de nuevo ha hecho su sucesor».

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ZENIT Staff

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