Benedicto XVI seguirá «con paternal afecto» a los movimientos eclesiales

Confirma el cardenal Sodano en un mensaje al congreso del «Rinnovamento nello Spirito»

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CIUDAD DEL VATICANO/RIMINI, martes, 26 abril 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI proseguirá «con paternal afecto» la guía que «con gran solicitud» desarrolló Juan Pablo II con los movimientos, asociaciones y comunidades eclesiales, confirmó el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, el pasado viernes.

Así se desprende del mensaje que acompañó la Bendición Apostólica del Santo Padre al XXVIII Congreso Nacional de la Renovación en el Espíritu («Rinnovamento nello Spirito»), que ha reunido a 25 mil personas en la localidad italiana de Rimini del 22 al 25 de abril.

La misiva –acogida con un gozoso aplauso– firmada por el cardenal Sodano recogió la satisfacción del Santo Padre de enviar, «al inicio del ministerio de Sucesor de Pedro», «un pensamiento especial» a todos los reunidos en Rimini por la ocasión: obispos, sacerdotes que acompañan los grupos del movimiento y numerosos fieles llegados de todas partes de Italia y de muchos otros países.

«El amado y venerado Juan Pablo II, como hombre lleno de fe y de Espíritu Santo que era, guió con gran solicitud el camino de los movimientos, de las asociaciones y de las comunidades eclesiales», recordó el purpurado en su carta.

«Con paternal afecto, Su Santidad desea proseguir este servicio –confirmó–, a fin de que los dones que el Señor dispensa a su Iglesia sean plenamente valorados y orientados en el mejor de los modos para la edificación del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia».

Igualmente Benedicto XVI aseguró al encuentro del movimiento carismático «un especial recuerdo en la oración, invocando la celeste intercesión de María Santísima» para que, «como en la primera comunidad reunida en el Cenáculo», presidiera «espiritualmente» la «asidua y concorde» oración de los participantes, «obteniendo una renovada efusión del Paráclito».

El arzobispo Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, aludió al lema elegido para el encuentro –«También nosotros, aún siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo» (Rm 12,5)— en su saludo por escrito a los particiantes, llamando la atención sobre el hecho de que «en el Año de la Eucaristía las palabras de San Pablo adquieren un valor especial».

«Son una llamada a vivir este sacramento de la unidad con mayor fervor y participación, en vista de la construcción del único cuerpo de Cristo que es la Iglesia –explicó–; al mismo tiempo son una llamada a acoger con gratitud y respeto la diversidad de los carismas que el Espíritu dona “según la gracia dada a cada uno” (Rm 12,6)».

«Como nos enseña el llorado Papa Juan Pablo II –citó el prelado polaco, quien participó en la Eucaristía celebrada ante el Santo Padre minutos antes de que muriera–, “a los gérmenes de disgregación entre los hombres, que la experiencia cotidiana muestra tan arraigada en la humanidad a causa del pecado, se contrapone la fuerza generadora de unidad del cuerpo de Cristo. La Eucaristía, construyendo la Iglesia, crea precisamente por ello comunidad entre los hombres”» (RnS), una de las expresiones de la Renovación Carismática Católica (RCC).

La RCC surgió en 1967 cuando algunos estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh, Pennsylvania – EE. UU.) participaron en un retiro durante el cual experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la manifestación de algunos dones carismáticos. Desde entonces, la RCC se ha difundido rápidamente por todo el mundo.

Actualmente más de 100 millones de católicos comparten la vivencia de la RCC en 200 países. Cuenta con un Consejo Internacional (ICCRS – International Catholic Charismatic Renewal Services) reconocido por el Consejo Pontificio para los Laicos.

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ZENIT Staff

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