Benedicto XVI, solidario con las víctimas de las inundaciones en Brasil

Los desplazados son más de un millón y medio

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 7 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha expresado este domingo su solidaridad con las víctimas de las inundaciones que han afectado al sur de Brasil y que han provocado ya más de cien muertos.

En su saludo en lengua portuguesa tras la oración del Ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa ha querido “de forma particular” reafirmar sus “sentimientos de conmoción por la catástrofe medioambiental que ha tenido lugar hace pocos días en el Estado de Santa Catarina, y que ha causado numerosas víctimas y dejado sin casa a miles de personas”.

La tragedia se ha debido a las fortísimas lluvias que duran ya desde hace meses y que han causado más de 4.000 corrimientos de tierra. La mayor parte de las víctimas ha muerto a causa de las coladas de fango.

Los desplazados son más de un millón y medio.

“Para todos ellos invoco la protección del Altísimo, para que pueda recompensar al pueblo brasileño y a las autoridades nacionales y extranjeras por la ayuda que han prestado a las víctimas en este momento de viva consternación”, añadió el Pontífice.

En muchas localidades del Estado de Santa Catarina faltan víveres y agua potable, y las vías de comunicación son impracticables, hasta el punto que algunas zonas solamente son accesibles en helicóptero.

En estos días, la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) ha expresado su cercanía a cuantos sufren las consecuenicas de esta catástrife natural, agradeciendo también los numerosos testimonios de solidaridad recibidos.

“Una vez más percibimos la fuerza del amor fraterno y los sntimientos humanitarios que caracterizan a nuestro país”, afirman en un comunicado hecho público por la agencia Fides.

“Las intemperies de la naturaleza exigen la atención y la responsabilidad de todos hacia el ecosistema tan agredido -añadió-. La tierra es un don de Dios y casa de todos y como tal debe ser preservada”.

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ZENIT Staff

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