Bielorrusia aprueba la ley religiosa más represiva de Europa

Complicará mucho la vida de la Iglesia católica en la ex Republica soviética

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MINSK, 2 octubre 2002 (ZENIT.org).- El Parlamento bielorruso aprobó este miércoles enmiendas a la ley religiosa que pasa a ser la norma más represiva de toda Europa.

La ley, que prohíbe el registro de las comunidades religiosas que no estaban implantadas en la República en tiempos de la ex Unión Soviética (de hecho, eran perseguidas), fue adoptada por la cámara por 46 votos a favor, 2 en contra, y el resto se abstuvo (hay 63 diputados).

Si el presidente Aleksandr Lukashenko sanciona la nueva norma, quedará fuera de la ley toda actividad religiosa no registrada administrativamente.

El proyecto legislativo tiene por objetivo favorecer la implantación de la Iglesia ortodoxa en la República, según reconoció ante el Parlamento Stanislav Buko, presidente de la Comisión del Estado para asuntos religiosos y nacionales.

«La ley toma en cuenta la tradición bielorrusa, que necesita protegerse de los nuevos cultos y sectas», declaró.

El texto de la ley reconoce «el papel determinante de la Iglesia ortodoxa tanto en el destino histórico y en el desarrollo espiritual y cultural como en las tradiciones del pueblo bielorruso».

Según el texto, la posibilidad de poder publicar textos o impartir educación religiosa se limita a las confesiones que tengan diez comunidades registradas y que una de éstas lo haya estado al menos antes de 1982, cuando el régimen comunista no reconocía (y perseguía) a gran parte de las comunidades cristianas, en particular los greco-católicos.

Se prohíben también las reuniones ocasionales en casas privadas con fines religiosos.

Bielorrusia cuenta con un 50% de creyentes declarados, de los cuales el 80% se reconocen en la Ortodoxa, el 14% en el catolicismo y el 2% en el protestantismo, según el Instituto de Sociología de la Academia de las Ciencias.

Por su parte, el Anuario Estadístico de la Iglesia Católica explica que de los 10.190.000 habitantes que había en el país en el año 2000, 1.059.000 estaban bautizados en el seno de la Iglesia católica. Si se compara este dato con el de la Academia de las Ciencias, se puede constatar un nivel bastante más elevado de práctica religiosa entre los católicos que entre los ortodoxos.

El fin de semana pasado, el archimandrita Sergiusz Jan Gajek, de Minsk, de la Iglesia greco-católica de Bielorrusia, pidió en un congreso organizado por la Renovación Carismática en Czestochowa las oraciones de los católicos, pues la nueva ley hará sumamente difícil la evangelización de la Iglesia católica en esta República.

«Estamos acostumbrados a la clandestinidad y a la persecución, pero no queremos que nos apliquen la eutanasia o el suicidio. Rezad por nuestro testimonio en los países ex soviéticos», pidió a la asamblea el sacerdote, quien es además consultor de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales.

La votación en el Parlamento debería haber tenido lugar el mes de junio pasado, sin embargo las críticas internacionales lograron aplazarla hasta ahora.

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ZENIT Staff

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