Bioética en la serie televisiva ER

Un estudio analiza los valores de «Urgencias»

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ROMA, martes, 29 abril 2008 (ZENIT.org).- El trabajo y la familia son incompatibles, según la famosa serie televisiva estadounidense  ER (Sala de Emergencias en Latinoamérica, Urgencias en España), ideada por Michael Crichton y producida por Steven Spielberg.

En esta entrevista Paolo Braga, profesor en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán y autor de «ER Guión y personajes. Análisis de la serie que ha cambiado la televisión» (Editado en Italia por Franco Angeli Ediciones), ilustra cuáles son los valores que se esconden tras esta serie de gran éxito en la que la familia tradicional aparece poco representada. 

–¿Cuáles son los valores, las emociones y los contenidos de una serie que ha creado escuela como ER? 

–Braga: ER narra la vida laboral y privada de un grupo de jóvenes médicos en una sala de urgencias de Chicago. El valor del heroísmo para aliviar el sufrimiento ajeno se impone al público de la serie.  

Junto a éste, otros valores son expresados por el telefilme, como la colaboración entre colegas y la amistad en un entorno laboral que solicita un esfuerzo muy fuerte.

Precisamente esta superactividad, en cambio, va en detrimento de la humanidad de los personajes y protagonistas que, tan absorbidos por el hospital, no tienen tiempo para llevar una existencia digna de este nombre. 

También a causa de los errores irreparables a los que la superactividad expone a los protagonistas, el telefilme resalta por una característica mezcla emotiva: a la adrenalina de la emergencia y a la excitación del éxito médico subyace un sentido de profunda melancolía. 

Y un sentido de predestinación sobre la imposibilidad de ser felices: como si los personajes tuvieran asignado combatir una batalla perdida contra la muerte y la enfermedad, y sin embargo tuvieran que luchar sin tregua. 

–¿Cuál es la visión de ER sobre la vida, la familia y el mundo del trabajo?  

–Braga: Para ER, familia y trabajo son incompatibles. Los personajes no logran defender la propia vida familiar de la presión laboral.  

En este sentido, ER es expresión del estilo de vida del soltero vinculado a algunas profesiones contemporáneas de gente muy ocupada (directivos de empresa, operadores de los medios de comunicación, de la moda, etcétera). Sin contar que ER, por necesidad de espectáculo, aplica muchos esquemas de la narración propia de la telenovela como traiciones y celos.

Presenta así un cuadro en el que la familia tradicional está poco representada, es más, casi ausente entre los jóvenes médicos protagonistas.

Cuando una familia tradicional sana llega a urgencias para acompañar a un pariente accidentado, cuando un matrimonio anciano se presenta en el hospital porque la muerte de uno de ellos está a punto de concluir una vida de fidelidad, y cuando, sobre todo, el enfermo es una abuelita a cuya cabecera se recogen cariñosos hijos, nietos y bisnietos, el valor de la familia resplandece y nadie de entre los médicos de urgencias osa criticarlo.

El problema es que todo esto para ellos es algo irrealizable. Los médicos de ER ven a la familia normal como algo dolorosamente superado. 

–En este panorama, ¿cómo se afrontadas las cuestiones bioéticas? 

–Braga: Aborto, eutanasia, fecundación artificial… desde hace catorce años ER sonda con una asiduidad inexorable todas las cuestiones bioéticas candentes. 

Con igual asiduidad, ER mantiene sobre tales cuestiones una posición liberal.

Con técnica de escritura superfina, sin dejarlo ver al espectador de modo evidente, por lo tanto sin poner el público a la defensiva, el telefilme sustenta la libertad individual como único y último parámetro ético para juzgar en materia.  

Lo que quiere decir, por ejemplo, que en el hecho de abortar ER está por el derecho a decidir de la mujer, y no considera el derecho a vivir del concebido una instancia decisiva.  

Por otra parte, los mismos guionistas declaran que buscan las historias médicas que narran en fundaciones y asociaciones a favor de la elección de abortar (pro choice). 

–Usted habla de la frustración de los personajes favorables a la vida. ¿Por qué? 

–Braga: A veces sucede que un médico de la serie se expresa como una voz fuera del coro: una voz, aunque no cristiana, al menos dudosa acerca de las instancias favorables al aborto. 

Por lo general sucede que este personaje, poco a poco cambia idea. O que vaya más allá de lo permitido, emotivamente se exceda, a lo mejor poniéndose demasiado agresivo y, por lo tanto, resultando menos fiable para defender las propias ideas. 

Por tanto es una pena que una serie tan buena desde el punto de vista espectacular no sea también más auténtica, o, al menos, más equilibrada e imparcial desde un punto de vista ético. 

Por Miriam Díez i Bosch

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ZENIT Staff

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