Bosnia-Herzegovina amenazada si se va la misión de paz de la ONU

El obispo auxiliar de Sarajevo analiza la situación del país

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ROMA, 8 julio 2002 (ZENIT.org).- Sarajevo espera con trepidación el 15 de julio, día en que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debería votarse la renovación de la misión de la ONU en Bosnia-Herzegovina.

Monseñor Pero Sudar, obispo auxiliar de Sarajevo, ha alertado a los micrófonos de Radio Vaticano sobre los graves peligros que correrá el país en caso de que la misión sea concluida bruscamente.

Hace unos días, en Nueva York, surgió un verdadero contencioso entre Estados Unidos y otros miembros de las Naciones Unidas sobre la inmunidad exigida por los estadounidenses para los soldados que ejercen operaciones de promoción de la paz en colaboración con la ONU ante el Tribunal Penal Internacional.

Washington había amenazado con bloquear la prórroga de la misión en Bosnia si no se garantizaba la inmunidad de los soldados norteamericanos.

Mientras se espera una decisión definitiva sobre la suerte de la misión de la ONU en Bosnia-Herzegovina, el país balcánico vive un momento complicado, unos siete años después de que se alcanzaran los acuerdos de Dayton, que pusieron fin al conflicto que estalló en 1992, y que dieron vida a dos entidades en la República: la Federación Croato-Musulmana y la República Serbia.

Monseñor Pero Sudar afirma que en caso de que la misión de paz de la ONU abandone el país «podría suceder de todo porque la solución política que se encontró, impuesta por Dayton, nos parece cada vez más una solución hecha casi para hacer imposible un futuro de Bosnia sin una presencia de las fuerzas multinacionales».

En Dayton se decidió dividir Bosnia en dos partes que se han convertido en dos Estados a todos los efectos. Pero «dos Estados dentro de un mismo país no funcionan y no podrán funcionar», sostiene monseñor Sudar.

En este contexto, la ONU se encarga de operaciones de policía y de la preparación de la policía local. En tal sentido, afirma monseñor Sudar, «han hecho una aportación importante, mientras que la seguridad en el país ha estado asegurada por los contingentes multinacionales».

La convivencia entre las diferentes etnias, según el obispo auxiliar de Sarajevo, hoy «es difícil porque la solución política de Dayton no ha asegurado las condiciones, ni ha proporcionado las ocasiones para una vida normal».

Además, explica, «hay mucho desempleo e incluso quienes trabajan no reciben el salario. Los jubilados se ven obligados a vivir en graves condiciones».

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ZENIT Staff

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