Brasil: Dar razón de la esperanza de la Cruz en tiempos nada fáciles

Los obispos celebraron su 39 Asamblea General en la que habló Bruno Forte

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ITAICI, 23 julio 2001 (ZENIT.org).- Monseñor Bruno Forte, teólogo, dirigió el retiro de los obispos brasileños el pasado 14 de julio en Itaici, en el marco de la 39 Asamblea General de la Conferencia Episcopal (CNBB) que se concluyó el pasado 21 de julio.

El presidente de la CNBB, monseñor Jayme Henrique Chemello, dijo en su discurso de apertura: “En las manos cansadas llevamos las luchas y el trabajo de evangelización de tantos y tantos agentes de pastoral, la dedicación de tantos evangelizadores”.

Tras pedir la luz al Señor, en estos días de “oración, crecimiento en la experiencia, comunión, afecto colegial y fraternidad” indicó que “queremos hacer de la Iglesia una casa y escuela de comunión”.

Pasadas las celebraciones jubilares, añadió, la Iglesia nos “invita a interrogarnos sobre su renovación, su compromiso con los pobres, con la ecología, con la paz y con el respeto a la vida de cada ser humano”.

Citando a Juan Pablo II que, en el horizonte de todo camino pastoral pone la santidad, dijo: “en esta asamblea queremos vivir las recomendaciones del Papa, en profunda sintonía con la vida y las luchas de nuestro pueblo, afinados con el proyecto de Jesucristo, que nos envía en misión en el inicio de este milenio con tantos desafíos”.

La Asamblea, reunida en la Casa de Retiros de Itaici, tuvo como tema central la revisión de los estatutos canónicos de la Conferencia Episcopal.

La CNBB realiza esta labor a las puertas de su celebración jubilar, pues el 14 de octubre de 1952 recibió la aprobación del Papa Pío XII.

Su primer reglamento (estatuto) tenía apenas ocho artículos. Meses después, sufrió las primeras modificaciones por inspiración de la Sede Apostólica y de la propia CNBB. Al principio, sólo los cardenales y los arzobispos eran miembros. En Aparecida, en septiembre de 1954, con una nueva reforma, incorporó a todos los obispos residenciales y prelados. Su estabilidad jurídica se consiguió en 1958 con el reconocimiento por seis años del estatuto por el Papa Pío XII.

Con este estatuto vive momentos decisivos de su historia, como el Concilio y su primer Plan Pastoral-Plan de Emergencia, en el mismo año 1962.

En 1965, clausura del Concilio, se gesta un nuevo estatuto y un nuevo Plan de Pastoral de Conjunto, que tendrá vigor entre 1966 y 1970.

El nuevo estatuto, aprobado en Brasilia en 1970, prepara el Congreso Eucarístico de ese año y, con algunas modificaciones entre 1980 y 1986, vige hasta hoy.

“Por recibir las inspiraciones y conclusiones del Concilio Ecuménico Vaticano II y de la pastoral orgánica postconciliar, este estatuto sirvió de paraguas para una CNBB que supo ser voz de los sin voz, en tiempos difíciles de opresión y represión, de miseria y de exclusión”, indica la Conferencia Episcopal brasileña.

Por su parte, el teólogo Bruno Forte habló de la figura del obispo como servidor del Evangelio para la esperanza del mundo. El director del retiro empezó con una pregunta simple y exigente: “Cómo está llamado el cristiano y especialmente el obispo a vivir el seguimiento y anuncio de Jesucristo, en las inquietudes de una época posmoderna, en la que ha penetrado la aldea global?”

Y siguió afirmando que “dar razón de la esperanza de la Cruz, en los tiempos nada fáciles en los que nos ha tocado vivir, es el gran impulso que nos viene a todos de la reflexión propuesta por Juan Pablo II, en la carta apostólica ‘Novo Millennio Ineunte’. “Corresponder a esta llamada -añadió- quiere decir reconocer en los estigmas de nuestro presente las heridas del Señor Jesús para actualizar en ellas la victoria pascual, revelación del infinito amor de la Trinidad”.

El día 16, participaron en la 39 Asamblea y en la Celebración Ecuménica, representantes de diversas Iglesias cristianas: Ortodoxa Antioquena, Episcopal Anglicana, Metodista, Evangélica de Confesión Luterana, Presbiteriana Independiente de Brasil y Católica Ortodoxa Siria de Brasil.

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ZENIT Staff

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