BRASILIA, 19 abril 2002 (ZENIT.org).- Se concluyó este viernes en Itaici la asamblea general de la Conferencia Episcopal de Brasil. Los pastores del gran país latinoamericano se han confrontado a partir del 10 de abril sobre diversos temas, y se han centrado en la lucha contra el hambre y una investigación sobre las relaciones entre el sacerdote y su comunidad.
Durante los trabajos de la asamblea, los obispos han celebrado los 50 años de su Conferencia Episcopal. Un aniversario que ha sido subrayado con la presencia en la apertura de la misma del cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los obispos, y por un mensaje de Juan Pablo II para la ocasión.
«Vuestro país, con las dimensiones de un continente –ha escrito Juan Pablo II–, tiene necesidad siempre de nuevos obreros para su mies y vuestra conferencia episcopal debe seguir respondiendo con solicitud al mandato de anunciar el Evangelio».
Momento culminante en la asamblea ha sido la peregrinación que toda la Conferencia ha realizado al santuario mariano de la Aparecida. Aquí el presidente de la Conferencia, Jaime Henrique Chemello, ha pronunciado una homilía en la que ha explicado el significado del documento «Exigencias éticas y evangélicas de la superación de la miseria y el hambre», que durante los trabajos ha sido aprobado por la asamblea.
A pesar de todos los progresos hechos por la ciencia, la técnica, la economía, «el hambre persiste como indicador más visible y grave de la situación inhumana que sitúa a nuestro país entre los más injustos del planeta».
Para combatir esta plaga, dijo el obispo, no bastan «respuestas paliativas y compensatorias», sino que hace falta «una nueva mentalidad y políticas públicas firmes y audaces».
Sobre el segundo tema, el retrato del sacerdote que emerge de la encuesta (realizada entre los más de trescientos participantes en el noveno encuentro nacional, organizado por la Comisión Episcopal del Clero), es el de un «hombre de comunidad».
El 88% de los encuestados tiene una percepción altamente positiva de su relación con la comunidad, los parroquianos, los varios movimientos, y las asociaciones presentes.
Un cuadro alentador pero que no dispensa del empeño en la formación. En la que deben implicarse también psicólogos y pedagogos, se ha dicho en la asamblea.
Los obispos ha hablado también de comunicación social y en especial de las televisiones católicas y de la formación de los agentes pastorales.
