Bromas en Damasco en espera de la visita del Papa

«Ya podría venir todos los meses» dice la gente al ver las obras

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DAMASCO, 29 abril 2001 (ZENIT.org).- «Ya podría venir todos los meses el Papa», afirma con humor la gente al ver la movilización general de trabajadores que arreglan las calles y edificios históricos de la capital siria, a donde aterrizará Juan Pablo II el 5 de mayo procedente de Atenas.

«Es como el ama de casa que tiene que guardar el estropajo y la escoba cuando sus visitantes están tocando el timbre», responde el arzobispo católico griego Isidore Tattikha, que preside la comisión encargada de la organización de la visita pontificia.

Juan Pablo II llega a este país siguiendo los pasos de san Pablo del 5 al 8 de mayo. La gente bromea diciendo que ya era hora que llegara un obispo de Roma, pues hasta ahora Siria no había hecho más que «exportar» pontífices. Nunca los había «importado».

«Nosotros hemos enviado a través de la historia a seis Papas sirios a Roma pero nunca hemos recibido la visita de un pontífice. Es la primera visita de este tipo a Siria», confirma el obispo Battikha.

El presidente sirio, Bashar al-Assad, recibirá al Papa en el aeropuerto y tendrá una audiencia privada con él en el palacio presidencial.

Casi el 90% de los más de 16 millones sirios son de religión islámica. Los cristianos son un 10%. Todavía quedan pequeñísimas comunidades de judíos en Damasco, Al Qamishli, y Aleppo. A pesar de la imponente mayoría musulmana, la Constitución del país no contempla el Islam como religión de Estado. De hecho, en la región, Siria es considerada como una nación que promueve la convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos.

Damasco, la ciudad más antigua del mundo poblada ininterrumpidamente, según algunos arqueólogos, ha sido descuidada desde décadas, a causa de los gastos destinados a la defensa con motivo del conflicto con Israel. Hacía falta que un Papa viniera a la capital de este país para que recobrara un poco de su antiguo esplendor.

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ZENIT Staff

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