Cambios en la práctica religiosa

Una llamada a la reconciliación durante la cuaresma

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ROMA, domingo, 22 marzo 2009 (ZENIT.org).- Según una encuesta recientemente publicada, el mapa de asistencia religiosa en Estados Unidos está cambiando.

El 8 de marzo se hacían públicos los resultados de un estudio, el American Religious Identification Survey (ARIS). La encuesta se llevó a cabo entre febrero y noviembre del año pasado e incluyó a 54.461 adultos.

Uno de los resultados llamativos es el aumento en el número de quienes afirman no tener religión. En 1990, sólo el 8,2% se declaraban sin religión. Esta cifra aumentó hasta el 14,2% en el 2001, y en el 2008 se ha incrementado hasta el 15%.

La encuesta también aportaba información sobre cambios geográficos. El norte de Nueva Inglaterra ha superado al Noroeste del Pacífico como la zona menos religiosa del país. Cerca de un 34% de los encuestados en Vermont afirmaron no adherirse a ninguna religión, cifra bastante superior a la de otros estados.

El noreste de Norteamérica también ha experimentado cambios respecto a la Iglesia católica. Según los resultados de ARIS, la población católica de Estados Unidos se ha desplazado del noreste hacia el suroeste.

Entre 1990 y el 2008, la proporción de población católica de los estados de Nueva Inglaterra cayó de un 50% a un 36%, y en Nueva York descendió de un 44% a un 37%, mientras que en California subió desde un 29% a un 37% y, en Texas, de un 23% a un 32%.

«El declive del catolicismo en el noreste no es algo que sorprenda», afirmaba Barry Kosmin, principal investigador en la encuesta. «Gracias a la inmigración y al aumento natural entre los latinos, California tiene ahora una proporción mayor de católicos que Nueva Inglaterra», observaba.

La encuesta encontró que si la población hispana, que es de mayoría católica, no se hubiera ampliado, la población católica a nivel nacional se habría visto erosionada de modo significativo. De hecho, una característica de la población blanca actual, según los resultados, es el gran número de ex católicos, que actualmente se encuentran en las filas de quienes no profesan religión alguna y que han ayudado a que este grupo crezca.

Desigual

La encuesta mostró que el porcentaje de cristianos en Norteamérica, que ya había descendido en los noventa del 86,2% hasta el 76,7%, ha caído un poco más hasta tocar el 76%.

El descenso, no obstante, no se distribuye de forma homogénea. Mientras que los católicos pueden haber perdido fieles, los resultados del ARIS muestran que el 90% del descenso viene del segmento no católico de la población cristiano, principalmente de iglesias como los metodistas, luterano y episcopalianos.

Estas denominaciones ya se habían reducido del 18,7% en 1990 hasta el 17,2% en el 2001, y ahora se han derrumbado hasta un 12,9%.

La encuesta halló que la mayoría del crecimiento de la población cristiana ha tenido lugar entre los se identifican sólo como «cristianos», «evangélicos» o «cristianos sin denominación».

Este grupo ha crecido desde el 5% de la población en 1990 al 8,5% en el 2001, y hasta el 11,8% en el 2008.

Campaña a favor de la confesión

Una de las formas con las cuales la Iglesia católica espera dar la vuelta a esta tendencia es revitalizar la vida parroquial y la práctica de los sacramentos.

En los últimos días el New York Times dedicaba dos largos artículos a los esfuerzos por promover el sacramento de la reconciliación durante este tiempo de Cuaresma. En una iglesia en Connecticut, San Juan Evangelista, Mons. Stephen DiGiovanni ha ampliado en los últimos años las horas para escuchar confesiones, mencionaba el periódico en su artículo del 21 de febrero.

Como resultado, cerca de 450 personas se confiesan allí cada semana.

El New York Times también mencionaba que en esta Cuaresma la diócesis de Bridgeport, Connecticut, está promoviendo una «Campaña de Confesión Cuaresmal». En cada una de las 87 iglesias de la diócesis, la confesión estará disponible durante más horas a la semana.

El 9 de marzo, el periódico volvía al tema de la confesión, esta vez con un ejemplo de su ciudad. El artículo hablaba sobre los esfuerzos del padre Gilbert Luis Centina, quien mantiene abierta durante la noche su Iglesia del East Harlem para confesar.

De hecho, durante la Cuaresma, las 21 iglesias católicas de Manhattan ofrecen confesión durante las noches de los viernes y los sábados en una campaña llamada «24 Horas de Confesión».

Un grupo de jóvenes adultos de la Catedral de San Patricio está coordinando la campaña. Mario Bruschi, que dirige el grupo, declaró al New York Times que se basaban en un esfuerzo similar de la archidiócesis de Chicago, que en los últimos años ha organizado un evento llamado «24 Horas de Gracia».

Encender la luz

Algunos periódicos católicos locales han publicado artículos sobre la promoción de las confesiones durante la Cuaresma. Un artículo el 9 de marzo en el periódico de la diócesis de Baltimore, The Catholic Review, describe la campaña archidiocesana «La Luz está Encendida para Ti».

En Baltimore, los sacerdotes estarán disponibles para escuchar confesiones en las parroquias durante las tardes de todos los miércoles.

El padre Christopher Whatley, párroco en St. Mark en Catonsville, contaba al Catholic Review que la reconciliación es «uno de los tesoros más notables de nuestra fe».

Al otro lado del país, el arzobispo de Portland, Oregon, Mons. John Vlazny, escribía el 5 de marzo en el Catholic Sentinel sobre la importancia del sacramento.

Mencionaba que durante esta Cuaresma había pedido a los párrocos que dedicaran más tiempo al sacramento de la confesión.

Los 40 días de la Cuaresma, observaba Mons. Vlazny, son un tiempo especial en el que intentamos fortalecer nuestra renuncia al mal y centrar nuestras vidas más en Cristo. En este encuentro personal con Cristo en la confesión pedimos la misericordia de Dios y renovamos nuestra conversión al camino del Evangelio, explicaba.

Volviendo a Connecticut, el Stamford Advocate publicaba también un artículo el 25 de febrero sobre la promoción de la confesión. Este esfuerzo ha recibido el apoyo de los Caballeros de Colón, que han financiado la publicidad que incluye anuncios en los autobuses urbanos y en las estaciones de tren, así como en las televisiones y radios comerciales.

La campaña se inspira en las palabras de San Pablo – «Reconcíliense con Dios» – durante este año jubilar a él dedicado, explicaba el obispo William Lori en su carta pastoral sobre el sacramento de la Penitencia.

Revolución

Estados Unidos no es el único país en el que se promueve la confesión durante esta Cuaresma. En Melbourne, Australia, el arzobispo Denis Hart dedicaba su columna del 8 de marzo en la revista diocesana, Kairos, al tema de la reconciliación.

Comentaba que en el mensaje de Cuaresma de este año había citado las palabras de San Pablo a los Efesios: «Renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (Efesios 4:23-24).

La Cuaresma, de hecho, es un periodo de regocijo, afirmaba monseñor Hart. Un regocijo que proviene del cambio de corazón que se logra a través de la oración, el ayuno y los actos de misericordia que nos reconcilian con Dios, comentaba el arzobispo de Melbourne.

No obstante, esta revolución espiritual, añadía, no puede tener lugar sólo con nuestros propios esfuerzos porque necesitamos el poder del Espíritu Santo que nos viene a través del sacramento de la reconciliación.

Esta Cuaresma es, por tanto, un tiempo para renovar este sacramento en la vida parroquial, concluía.

«En el sacramento de la Penitencia Cristo crucificado y resucitado, mediante sus ministros, nos purifica con su misericordia infinita, nos restituye
la comunión con el Padre celestial y con los hermanos, y nos da su amor, su alegría y su paz», afirmaba Benedicto XVI en su mensaje del Ángelus el 15 de febrero.

El Papa animaba «a acudir con frecuencia al sacramento de la Confesión, el sacramento del perdón, cuyo valor e importancia para nuestra vida cristiana hoy debemos redescubrir aún más». Una recomendación de la que se están haciendo eco en este tiempo de Cuaresma las iglesias de todo el mundo.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

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ZENIT Staff

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