La orden de los camilianos cumplió 400 años y recibió el día antes del 14 de julio, el momento de conclusión de su año jubilar, el saludo del papa Francisco- “Saludo ahora –dijo el Santo Padre– con gran afecto a todos los hijos e hijas espirituales de san Camillo de Lellis, de quien mañana se recuerda el 400° aniversario de su muerte. Invito a la familia camiliana al cúlmine de este año jubilar, a ser signo del Señor Jesús que como buen samaritano, se agacha sobre las heridas del cuerpo y del espíritu de la humanidad que sufre, poniendo el aceite de la consolación y el vino de la esperanza”.
ZENIT pudo conversar con Fray Carlo Mangioni, portavoz de la orden, quien subrayó que el año jubilar fue una ocasión preciosa para renovar la vocación, superando algunas recientes dificultades.
Interrogado sobre el capítulo general que se realizó a final de junio, indicó que llegaron desde todo el mundo los superiores, los delegados y los provinciales de la orden. Y que “durante esos cinco días eligieron al nuevo superior general, el padre Leocir Pessini, brasileño de origen italiano, superior provincial de Brasil”. Precisó que el capítulo “encontró gran unidad, a tal punto que el superior general y los cuatro consejeros alcanzaron la mayoría absoluta en la primera elección”.
Las personas que fueron elegidas, recordó el portavoz, han sido relativamente jóvenes. Además del superior general, ha sido elegido como vicario general el sacerdote de Burkina Faso, Laurent Zoungrana, del 1956; como segundo consultor, el español fray José Ignacio Santaolalla Sáez, de 1966. El tercer consultor fue el padre Aris Miranda, filipino, de 1967; y el cuarto consultor es un italiano, el padre Gianfranco Lunardon, nacido en 1971.
Sobre el capítulo general añadió que “se ha hablado del proyecto camiliano, en continentes que crecen como Asia y África, en América y también en Europa. Un proyecto ampliamente debatido y aprobado”.
ZENIT le preguntó también sobre la tormenta que enfrentó la orden religiosa, causada por el mal manejo de fondos por parte de un administrador laico sobre el cual se había puesto excesiva confianza. Investigación que en Italia llevó al ex superior general a enfrentar un juicio civil.
Mangione recordó que en esta crisis, “desde el inicio fuimos seguidos con mucho afecto, de manera materna por la Iglesia”. Indicó que el mensaje del papa Francisco “nos ha hecho muy bien” y que “el cuarto centenario abrió una nueva esperanza en el interior de la orden después de este feo temporal, y al mismo tiempo permitió dar una visibilidad de la parte sana y mayoritaria de la orden y sus actividades”.
Añadió que el superior general, al cierre del año jubilar, en la iglesia romana de Santa María Magdalena, en su homilía nos dijo: “En estos meses hemos percibido con claridad que el corazón materno de la Iglesia ha protegido la pureza originaria de la ‘pequeña planta’ de nuestro carisma y nos empujó con coraje a relanzar el don precioso de la caridad misericordiosa hacia los enfermos”.
Interrogado a propósito de la labor de los camilianos y si algo cambiará sobre las estructuras propias, el portavoz indicó que las estructuras ayudan particularmente a las misiones. Reconoció que “las dificultades existen y que se vuelve necesario ver la oportunidad de algunas de ellas para entender cuánto sean hoy oportunas y cuál es su valor carismático. En el capítulo se habló de esto y se dio a la nueva Consulta el mandato de profundizar esta problemática”.
Sobre las vocaciones indicó que la orden religiosa “está en expansión, con vocaciones más numerosas en África y Asia, también en América Latina. Y aunque en Europa son menos, las hay y recordó con alegría que «tuvimos en julio la ordenación sacerdotal de dos jóvenes de la ciudad de Bucchianico, donde nació san Camillo. Y en septiembre otros tres de esa ciudad inician el noviciado».
