Campaña de oración en favor de la gracia para el terrorista de Oklahoma

Los católicos de Indianápolis, campeones en la defensa de la vida humana

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INDIANAPOLIS, 1 mayo 2001 (ZENIT.org).- Los próximos días 15 y 16 de mayo, el arzobispo de Indianápolis (EE.UU.), monseñor Daniel M. Buechlein, ha convocado a una campaña de oración por Timothy McVeigh, el terrorista que quitó la vida a 168 personas en un atentado con bomba, en Oklahoma (EE.UU.).

Los dos días de vigilia de oración se dedicarán también a interceder por todas las víctimas de la violencia, en aquel fatídico 15 de abril de 1995.

Juan Pablo II ha hecho un llamamiento en favor de la vida del terrorista Timothy Mc Veigh, veterano de la Guerra del Golfo, cuya ejecución está prevista para el próximo 16 de mayo. El llamamiento del Pontífice no ha tenido eco en la Casa Blanca (Cf. Zenit, 29 de abril de 2001).

Monseñor Buechlein hace «un llamamiento a todos los católicos y a todas las personas de buena voluntad» para que se unan a él en dedicar el martes, 15 de mayo, «a un especial «Día de Oración por la Paz y por el Final de la Violencia» en nuestro país y en todo el mundo».

«Invito –añade– a todos los sacerdotes y otros dirigentes pastorales a que incluyan una especial
intención de oración en sus celebraciones eucarísticas y otras formas de oración comunitaria en ese día».

También invita a todos aquellos que se quieran unir en oración a que acudan a al rezo de Vísperas en la catedral de San Pedro y San Pablo en Indianápolis, a las 7,30 p.m del mismo día.

Por último, anima a quienes no les sea posible asistir a la oración del 15 de mayo, a que dediquen «algún tiempo de esa jornada a rezar por las víctimas de la violencia en todas sus formas y por un renovado respeto del don precioso de la vida».

La Conferencia Episcopal del estado de Indiana mantiene como prioridad de su pastoral social la lucha contra la pena de muerte y la defensa de la vida. Monseñor Daniel M. Buechlein, arzobispo de Indianápolis desde 1992, preside la conferencia episcopal. Es también miembro de la Comisión Episcopal de Actividades Pro-Vida de EE.UU. La Conferencia Episcopal de Indiana es especialmente activa contra la pena de muerte y su compromiso viene de lejos.

Ya en 1972, publicó una declaración sobre «Temas morales y sociales en Indiana» donde hacía un llamamiento en favor de la abolición de la pena de muerte. Los prelados de Indiana consideraban que su declaración era una respuesta «a una sociedad en la que ha disminuido el respeto por la dignidad de cada persona humana».

En 1972, el Tribunal Supremo de Estados Unidos sentenció contra la pena de muerte en los códigos penales estadounidenses, incluido el federal, como inconstitucionales, en un caso llamado Furman v. Georgia. Pero en 1976, el mismo Tribunal restauró la pena de muerte, argumentando que así se eliminaban las arbitrariedades, la discriminación racial y de clase en la pena capital. Indiana es uno de los 38 estados en los que el código penal contempla la pena de muerte.

Según James J. Megivern, –en su obra «The Death Penalty: An (sic) Historical and Theological Survey», 1997–, los obispos católicos de Indiana fueron los primeros del país en emitir un claro y público llamamiento en favor de la derogación de la pena de muerte.

En 1980, tras la restauración de la pena de muerte en Indiana, la conferencia episcopal publicó un documento en el que pedía un esfuerzo legislativo en la Casa de Representantes de Indiana para abolir la pena capital. Un esfuerzo continuado en estos años, que no ha tenido resultado.

En septiembre de 1986, la conferencia, alarmada por el aumento del recurso a la pena capital, en una sociedad cada vez más violenta, emitió un nuevo pronunciamiento reafirmando su oposición a la pena de muerte.

En 1996, de nuevo publicó una declaración: «Escoge la Vida: Doctrina Católica y Pena de Muerte», en la que reiteraba la necesidad de hablar fuerte contra «la violencia y la muerte que están permeando todos los ámbitos de nuestra sociedad».

A finales de 1999, pidió al gobernador Frank O´Bannon que estableciera una moratoria y nombrara una comisión de estudio para examinar el sistema penal de Indiana. El gobernador no adoptó la moratoria pero nombró la comisión, que todavía no ha emitido un informe final.

En julio de 2000, el arzobispo Buechlein celebró una Misa Jubilar por los Prisioneros de la Penitenciaría de EE.UU., en Terre Haute, situada en su archidiócesis. Tras la misa, los internos Juan Raúl Garza, Jeffrey Paul y David Paul Hammer, del Corredor de la Muerte del penal, pidieron hablar con el arzobispo. Monseñor Buechlein les visitó y rezó con ellos.

El 27 de octubre de 2000, el arzobispo volvió a la penitenciaría y de nuevo celebró la misa, esta vez, en el Corredor de la Muerte, y confirmó a Jeffrey Paul y David Paul Hammer y los recibió en la plena comunión de la Iglesia Católica. Juan Raul Garza ya era católico.

El 6 de diciembre, los obispos de Indiana emitieron un llamamiento en favor de una moratoria de todas las ejecuciones federales pidiendo clemencia para Juan Raúl Garza, que sería el primer prisionero ejecutado en 38 años. Estaba previsto que Garza fuera ejecutado el 12 de diciembre pero el 7 de diciembre el presidente Clinton retrasó la ejecución para la que no hay una fecha establecida.

El 10 de mayo de 2001, el arzobispo Buechlein, será llamado a testificar por parte de la Comisión nombrada por el gobernador que está estudiando la pena de muerte en Indiana.

Estos datos fueron proporcionados a Zenit por la Conferencia Episcopal de Indiana que está integrada por seis obispos, de cinco diócesis, y actúa como portavoz de unos 760.000 católicos del estado de Indiana en temas políticos y sociales.

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ZENIT Staff

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