Canadá: Las ciudades multiétnicas y multerreligiosas: escuelas de diálogo

Visita pastoral del cardenal Arinze a Vancouver

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CIUDAD DEL VATICANO, 7 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Las grandes ciudades de Canadá, que hoy se han convertido en los ejemplos más claros de convivencia multétnica de las nuevas sociedades, ofrecen una oportunidad única para poner en práctica el diálogo interreligioso sin caer en el sincretismo.

Así lo ha demostrado la visita que acaba de realizar el cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso a la arquidiócesis de Vancouver por invitación de la abadía benedictina de Westminster.

En esa ciudad canadiense, el 57% de la población no es de lengua inglesa. La población de la circunscripción proviene de 138 grupos lingüísticos diferentes. En la parroquia de Santa María, por ejemplo, los parroquianos provienen de 79 naciones. La mayoría de los inmigrantes son chinos.

En una diócesis estructurada así –ha explicado a su regreso el cardenal Arinze en declaraciones a Radio Vaticano–, el diálogo interreligioso no es sólo pura teoría sino que forma parte integrante de la vida cotidiana.

En la bellísima abadía, el cardenal Arinze mantuvo tres encuentros especialmente importantes. Uno con el público, es decir con la arquidiócesis en su conjunto, en el que participaron también fieles de otras religiones.

El purpurado habló con ellos sobre la postura de la Iglesia católica al dirigirse a una población multicultural y mutirreligiosa.

Sin dejar nunca de predicar a Jesús, explicó, la Iglesia quiere encontrar al hombre en cualquier lugar donde se encuentre, y este contacto se puede iniciar partiendo de todos aquellos elementos que, en las diversas culturas y religiones, son buenos, verdaderos y nobles.

El cardenal se encontró también –obviamente– con los cerca de 30 monjes que viven en la abadía de Westminster, recordando la gran aportación que pueden dar al diálogo interreligioso con la oración, con los sacrificios, con la acogida y con el testimonio en nombre de Jesús.

Algunos monjes católicos, especialmente en Asia, han entablado un diálogo abierto y claro con monjes de otras religiones o tradiciones, como el budismo. El mismo Juan Pablo II subrayó esta aportación el 16 de noviembre ante los obispos de Tailandia. En este campo, constató el purpurado africano es muy apreciada, a nivel mundial, la obra de los benedictinos y de los trapenses.

Ahora bien, el purpurado subrayó al mismo tiempo la importancia de una correcta profundización en el cristianismo antes de poder afrontar un encuentro con creyentes de otras religiones, pues de lo contrario el diálogo pierde su sentido.

El cardenal Arinze se encontró por ultimo, con los estudiantes de los Seminarios mayor y menor que dirigen los monjes de la abadía de Westminster.

Durante el encuentro, el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso recordó que el sacerdote, heraldo del Evangelio, debe ser hombre de Dios. Por ello es fundamental el testimonio: nada puede sustituirlo.

Los seminaristas deben estar bien preparados en el campo de la teología, de las Sagradas Escrituras, en la vida eucarística y en la devoción mariana. Sólo así –concluyó el cardenal Arinze– podrán estar preparados para amar al prójimo, también el que cree en otras religiones.

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ZENIT Staff

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