Canadá: los obispos invitan a un debate sereno sobre el aborto

Cadena de reacciones en los medios a una declaraciones del cardenal Ouellet

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QUEBEC, miércoles 26 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La asamblea de los obispos católicos de Quebec invitó a “recrear un clima de serenidad y de respeto para un diálogo público racional” tras la cadena de reacciones, desencadenadas en los medios de comunicación, a unas declaraciones sobre el aborto del arzobispo de Quebec, el cardenal Marc Ouellet.

En una conferencia que pronunció en Quebec ante miembros de un movimiento pro-vida el pasado 15 de mayo, el cardenal Ouellet habló largamente sobre el tema del aborto.

Se refirió a los “frutos amargos” recogidos tras “varias décadas de experiencias suficientemente amplias de aborto”.

Invitó a tomar conciencia de que el aborto, es decir causar la muerte de un ser humano, será siempre un crimen, como dice el Concilio Vaticano II, aunque este crimen no esté “legalmente” perseguido.

Señalando la pérdida del sentido moral en la sociedad canadiense, consideró que la elección “delicada” del aborto siempre tiene “consecuencias morales, psicológicas y sociales graves”.

“El aborto es un hecho muy grave”, añadió, lamentando que algunos recurran a él como a un “método de contracepción”.

“El ser humano en el seno materno” debe ser “respetado porque es una persona humana”, aunque “llegue con una enfermedad o una deformación, aunque pueda importunar la carrera de una mujer que no le esperaba”.

Se refirió también a las consecuencias dolorosas de esta elección para las mujeres y deseó que se ofrezca “más atención” a las “mujeres en peligro”.

“Hay que apoyar, ayudar, escuchar, sugerir y manifestar mucha acogida”, dijo, y lamentó que no “se promueva más” la adopción .

El cardenal también se refirió al caso de una mujer violada, recordando que el niño no es responsable.

“El agresor no es el niño; es el otro”, subrayó, ¿creéis que a la mujer le ayuda, para reparar un delito, cometer un crimen?”

Recordó el carácter “sagrado” de la vida, e invitó a desarrollar una “cultura de la vida y de la familia”: para el niño, para la mujer, para la familia.

La urgencia de un diálogo sereno

Estas declaraciones hicieron reaccionar fuertemente a los medios de comunicación canadienses, que reflejaron las reacciones de miembros de distintos partidos políticos y de movimientos pro-abortistas para quienes las declaraciones del cardenal intentaban reabrir el debate sobre el aborto.

En un comunicado publicado el 17 de mayo, el obispo de Trois-Rivières y presidente de la asamblea de los obispos católicos de Quebec, monseñor Martin Veillette, destacó “la urgencia de un diálogo sereno”.

“El tema del aborto es uno de los más difíciles y dolorosos que nuestra sociedad tiene que afrontar”, indicó el obispo.

Para el prelado, este tema evoca “tantos dramas humanos y división de conciencias, que las pasiones se desencadenan muy rápidamente”.

Monseñor Veillette invitó tanto a los “provida” como a los “proabortistas” a llegar a un acuerdo “sobre la necesidad absoluta de aplicar medidas para que toda mujer embarazada en peligro pueda ser acompañada, ayudada, cobijada y amada”.

“Nunca debe ser la angustia, la miseria ni la desesperanza las que lleven a las mujeres a considerar una opción tan grave como el aborto”, dijo.

“De hecho, creemos que no hay elección posible, en conciencia, si no hay verdaderamente dos opciones posibles y si el aborto es la única vía considerada o considerable”.

Despertar las conciencias al drama del aborto

El director de comunicación de la Iglesia católica en Quebec, M. Jasmin Lemieux-Lefebvre, también reaccionó a este desencadenante mediático suscitado por las reacciones del cardenal Ouellet.

Recordó que el cardenal no condenó a “ninguna mujer”, sino que deseó que “se les ayude antes o después del aborto”.

“Él entiende la angustia que conduce a esta dolorosa elección -declaró-. Las madres y los padres merecen el apoyo de toda la sociedad para evitar que lleguen al aborto. Debe facilitarse la adopción”.

“Cuando el cardenal invita a reabrir el tema del aborto, es para ofrecer una protección al niño en el seno materno”, dijo.

Y recordó que “Canadá es el único país del mundo que mantiene un vacío jurídico total en este tema”.

“¿Qué modelo debe escoger Canadá? Se deja en manos de los políticos estudiar una solución equilibrada entre la multitud de opciones que existen en otros lugares”, destacó.

Y concluyó: “Sin embargo, la prioridad en estos momentos no es la penalización, sino un despertar moral y una educación de las conciencias frente al drama del aborto”.

[Por Marine Soreau, traducción del francés por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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