OTTAWA, 10 abril 2002 (ZENIT.org).- Los obispos católicos de Canadá han enviado una carta al ministro de Asuntos Exteriores para pedir que los fondos del sistema público de pensiones de Canadá (RPC) no se inviertan en la empresa petrolera Talisman Energy, cuya actividad en Sudán, según ellos, contribuye a mantener la guerra en el sur del país africano.
En su misiva al nuevo ministro Bill Graham, monseñor Jean Gagnon, obispo auxiliar de Quebec y presidente de la Comisión Episcopal de Asuntos Sociales, recuerda una anterior reunión del pasado 21 de noviembre entre su predecesor en el Ministerio de Exteriores, John Manley, y monseñor Jacques Berthelet, presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense, en la que el representante gubernamental invitó a la Conferencia a ayudar a solucionar el «horrible conflicto civil que desgarra Sudán».
A raíz de ello, explica el prelado, un miembro de la Comisión episcopal de Asuntos Sociales, monseñor Donald Thériault, representó a la Conferencia en una misión que visitó Sudán el año pasado. Al mismo tiempo, los obispos canadienses acogieron a un obispo sudanés en Ottawa y han recibido información de los miembros de la comunidad católica sudanesa en Canadá sobre la situación de sus compatriotas en Sudán.
«Estamos ahora convencidos –explica monseñor Gagnon– de que la explotación de los recursos petrolíferos de Sudán por parte de empresas canadienses como Talisman Energy Inc, que ha establecido colaboración directa con el régimen de Jartum, contribuye a atizar el fuego de la guerra en este país».
«En nuestra opinión –añade–, el Gobierno tomaría una medida determinante y altamente simbólica invirtiendo en otro lugar los fondos del sistema de pensiones de Canadá que tiene colocados en Talisman».
Predicando con el ejemplo, la Conferencia Episcopal adoptó en el pasado una medida de este tipo en lo que se refiere a su propia cartera de inversiones.
Los miembros de la Comisión de Asuntos Sociales piden «que todas las inversiones de los fondos del sistema público de pensiones respondan de ahora en adelante a rigurosos criterios deontológicos y que el Gobierno canadiense elabore y adopte medidas para impedir a cualquier empresa canadiense aprovecharse de las guerras civiles en otras partes del mundo».
«Esto es necesario para proteger la reputación de Canadá y es sobre todo una responsabilidad moral que nos incumbe», afirman.
El obispo concluye indicando que «la negociación de una paz justa en Sudán anunciaría de una manera muy concreta la posibilidad de esta vida nueva a una población que aspira a ella desde hace ya mucho tiempo».
