Cándida María de Jesús, la santa que vivió la caridad hasta el extremo

Será canonizada el próximo 17 de octubre en San Pedro

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ROMA, domingo 20 de junio de 2010 (ZENIT.org).- “Dios lo quiere”. Ese era el lema de la hermana Cándida María de Jesús (1845 – 1912) que será canonizada el próximo 17 de octubre en la plaza de San Pedro. Una obediencia que la llevó a vivir la caridad hasta el extremo,

Esta religiosa española, nacida en la localidad de Adoain (España), es la fundadora es la fundadora de la comunidad Hijas de Jesús, presente hoy en ocho países de Europa (España e Italia), América Latina (Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Bolivia, Brasil, Uruguay, Argentina), Asia (China, Bangladesh, Tailandia, Taiwan, Filipinas y Japón) y África (Mozambique).

ZENIT entrevistó a su postuladora, la hermana Anna-María Cinco Castro, quien destacó de ella, “Un amor singular a Dios, a cuya mayor gloria, a cuyo fiel servicio” y señaló que “Ella quiso gastar toda su vida y cada instante de la misma”.

-¿Cómo sintió Juana Josefa la llamada a la vida religiosa?

Anna María Cinco Castro: Siendo aun joven (entre los 18-20 años), Juana Josefa (como era su nombre de pila), primogénita de las 7 hijas de una familia humilde y profundamente cristiana, comunicó a sus padres su decisión de consagrarse a Dios en la vida religiosa. Ante las insistentes propuestas de matrimonio que sus padres le presentaban, contestó reiteradamente: “Yo sólo para Dios.”

-¿Cómo descubrió que Dios la llamaba a fundar la comunidad de las Hijas de Jesús?

Anna María Cinco Castro: Aconsejada por su confesor, se trasladó de Tolosa a Burgos, y entró como sirvienta en una casa. En 1869 se marchó a Valladolid con la familia que servía, y allí, el 2 de Abril de 1869, en la Iglesia de la Virgen del Rosario (más conocida como Rosarillo), delante del altar de la Sagrada Familia, ella entendió claramente que debía fundar una nueva congregación con el nombre de Hijas de Jesús, dedicada al provecho espiritual de las almas y educación católica de los pueblos por medio de la oración y otras obras de piedad y caridad, y particularmente de la instrucción de la niñez y juventud.

En Salamanca, el 8 de Diciembre de 1871, día de la Inmaculada, “bajo su visible amparo y particular protección”, nació el Instituto de las Hijas de Jesús, en sencillez y pobreza.

-¿Cuál es el carisma de este instituto?

Anna María Cinco Castro: Nos sentimos especialmente llamadas a vivir en una actitud filial hacia Dios como Padre, caracterizada por la identificación con Jesús, la confianza, la seguridad en su amor incondicional, la alabanza. Este rostro de Dios que contemplamos, de modo muy particular a Jesús, nos invita a la fraternidad con todos, a la gratuidad, a la sencillez, a la alegría aun cuando se pase por la cruz.

-¿Cómo era la sensibilidad de la hermana Cándida hacia los más necesitados?

Anna María Cinco Castro: Tenía una exquisita caridad hacia el prójimo, sensible a su auténtico bien. Quería que sus hijas buscaran el bien de sus prójimos más que su propio bienestar o utilidad temporal.

-¿Qué aspectos de su vida le ayudaron a cultivar esta virtud?

Anna María Cinco Castro: Creo que ella, que nació en una familia humilde y que tuvo que dejar su tierra siendo aún joven, tuvo una experiencia humana bastante cercana a ellos. Cuando era una sirvienta en una casa de familia declaró un día: “Donde no hay sitio para mis pobres, tampoco hay sitio para mí”.

Luego, como fundadora, experimentó profundamente su pobreza personal (su escasa preparación intelectual, la falta de medios económicos y de ayudas materiales al comienzo de la fundación y durante toda su vida), junto con el amor grande e infinito del Padre, que nunca nos abandona. Al fondo, es ésta, su experiencia de Dios como Padre de todos, que abriría su corazón a los más necesitados, porque todos somos hermanos. Dada su íntima unión con Dios, ¿cómo no podría sentir lo que sentirá el Padre al ver a sus hijos sufrir?

-¿En qué valores se basa la educación que brinda esta comunidad a los jóvenes y los niños?

Anna María Cinco Castro: Es una educación que se orienta en clave evangelizadora y da prioridad a los valores del Reino, como el amor universal y solidario, sencillez y cercanía, libertad y responsabilidad, alegría y serenidad, y respeto, participación y acogida. Una educación para aprender y ejercitarse en vivir como hijo de Dios y hermano de todos. Y por eso una educación con enfoque positivo, dando prioridad al amor, y a la motivación y estímulo. La Madre Cándida decía: “En la educación, usar siempre el método más alegre.”

¿Cuáles son las principales virtudes de la futura santa?

Anna María Cinco Castro: Un gran espíritu de fe que la permite ver las personas, los acontecimientos y todas las cosas bajo la luz de Dios, y una esperanza firme en las promesas divinas. “Fe, fe, fe viva, constante y eterna, y con esto, trabajar sin descanso, que todo se pasa y Dios sólo basta…”

Una relación estrecha y constante con Jesús que la haría buscar parecerse a Él como un hijo se parece a su padre. Decía: “En Jesús todo lo tenemos”.

Un amor filial a la Virgen, que ella llamaba la verdadera Fundadora del Instituto, y cuya protección buscaba – casi todas sus cartas empiezan con la frase “La Purísima Virgen nos cubra con su manto.”

-¿Cómo se está preparando esta comunidad para la canonización de su fundadora? ¿qué frutos cree que puede traer?

Anna María Cinco Castro: Estamos preparándonos para la canonización, “pero no precisamente por su organización externa, sino por escuchar con más atención la llamada a la santidad que este acontecimiento nos recuerda.”

Desde julio del 2008, cuando la Madre General iba comunicando a la Congregación los pasos más significativos del proceso de la Causa para la canonización de la Madre Cándida, ya pedía la colaboración de las hermanas en el proceso, “a empeñarnos cada día en el deseo de la Madre para nosotras: nuestra propia santificación y la búsqueda del bien de nuestros prójimos más que nuestro propio bien estar o utilidad temporal”.

Estamos viviendo este tiempo como un tiempo de mayor acogida y vivencia del Evangelio de Jesucristo, para ser tan parecidas a Jesús que nos reconozcan como “Hijas de Jesús”.

Vemos la canonización como una fuerte llamada a una vida más santa y entregada al sueño de vivir cada día más según los valores del Evangelio y más centradas en la persona de Jesucristo como fue la Madre Cándida.

Queremos que estos meses de preparación para la fiesta sean la oportunidad para que crezcamos en la tarea misionera que tenemos todos los que conocemos y amamos a Jesús.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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