Capilla ardiente por Chiara Lubich

Miles de persones dicen adiós a la fundadora de los Focolares

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ROCCA DI PAPA, lunes, 17 marzo 2008 (ZENIT.org).- Miles de personas han querido decir si último adiós a Chiara Lubich, fundadora de los Focolares (www.focolare.org), fallecida el pasado viernes, 14 de marzo, a los 88 años.

En la capilla ardiente, preparada en la sala de encuentros del Centro Internacional de los Focolares en Rocca di Papa, cerca de Roma, se instaló el féretro rodeado de flores. Detrás del cuerpo de esta laica fundadora se colocó un icono de la Virgen de Chestochowa, regalo del Papa Juan Pablo II, y a su lado un crucifijo ante el que ella solía rezar.

Uno de los médicos que la han atendido en el último mes, en el que se agravó su salud, el doctor Salvatore Valente, titular de la Cátedra de Neumología en el Policlínico Gemelli, ha afirmado: «En este tiempo Chiara ha soportado, ha tolerado todos los sufrimientos con una serenidad, con una participación constructiva, verdaderamente conmovedora. Muchas veces el sufrimiento es sólo un peso doloroso. En cambio ella ha mantenido una mirada serena que me ha impresionado muchísimo. Hasta el momento del «pasaje»».

Varias personalidades se han acercado hasta el centro de los Focolares para el último saludo. Entre ellos el cardenal Stanislao Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos: «Tuve varios encuentros con Chiara: el último con ocasión de las fiestas de Navidad. Pero cada encuentro con ella ha sido para mi vida un acontecimiento que ha dejado unas huellas muy profundas. Era una persona que, con su entusiasmo por las cosas de Dios, contagiaba a todos sus interlocutores».

También el subsecretario del Consejo Pontificio, Guzmán Carriquiry, vino personalmente.

Andrea Riccardi, fundador y presidente de la Comunidad de San Egidio, expresó, como fundador, una impresión personal: «Chiara me ha enseñado la dignidad del carisma, su valor, que es la cosa más preciosa que tenemos».

«Chiara es de todos: es de la Iglesia, es también de la gente de otras religiones, Chiara es del mundo, porque ha sido de Jesús. Ahora que está en silencio debemos aprender a escucharla mejor y la podremos escuchar sólo si hacemos unidad entre nosotros».

Salvatore Martínez, coordinador nacional de la Renovación Carismática italiana afirmó: «La herencia de Chiara es una herencia de amor, signo de una maternidad espiritual de la cual todos nosotros laicos estamos agradecidos». Resaltó el testimonio de esta mujer «que no se ha detenido ante los desafíos de la secularización y de los antagonismos culturales, ideológicos y religiosos».

Permanecieron en oración ante Chiara también el Hermano Alois, prior de la Comunidad de Taizé, sucesor del fundador Hermano Roger, junto a dos hermanos. «Nosotros en Taizé –dijo el hermano Alois- damos gracias a Dios por la vida de Chiara. Es una luz para nosotros. Y esta luz permanece entre nosotros». Y recordó «la gran estima y el gran amor» que el fundador de Taizé, el hermano Roger sentía por ella.

El presidente de la República italiana Giorgio Napoletano define a Chiara Lubich como «una de las figuras más representativas del diálogo interreligioso e intercultural, una voz fecunda y límpida en el debate contemporáneo».

El telegrama de la Conferencia Episcopal Italiana firmado por el presidente cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova, se refiere a la vida de esta laica como «una experiencia de comunión que enriquece la vida de la Iglesia en Italia y en el mundo».

El Padre Julio Carrón, sucesor de monseñor Luigi Giussani en la guía de la Fraternidad de Comunión y Liberación, en una carta recuerda los largos años de amistad con el Padre Giussani. Habla de su Carisma «suscitado para hacer vivo el acontecimiento cristiano como luz que sostiene la esperanza».

Oreste Basso, copresidente de1os Focolares, ha explicado a HM Televisión que «por una parte es el momento más bonito porque Chiara está en el Paraíso y nosotros estamos todavía aquí, nos abre el camino, por esto nos toca seguirla, no con palabras sino haciendo bien las cosas, con la vida. Es necesario un testimonio siguiendo lo que ella ha hecho, siguiendo lo que ella ha vivido, no hay otra, lo más bonito es vivir lo que Chiara ha vivido, la vida del amor, la vida de la unidad, la vida del amor recíproco».

Angela Punzi, focolar, ha relatado así sus últimas horas: «Antes de venir a casa, dos días antes, decía que sentía mucho la presencia de María y estaba muy serena y daba serenidad a todos los que estaban alrededor de ella…»

Horas antes de morir, explica, «yo le besé la mano. Otra le dio las gracias, otro le dijo: «mira prontito estarás en el seno del Padre para siempre». Y  ella contesto: «sí». Porque estaba muy alerta aunque estaba tan mal. Y a las dos [en la madrugada del 14 de marzo] se fue tan suavemente», añade Punzi.

El funeral tiene lugar este martes en la basílica de San Pablo Extramuros presidido por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado. Chiara Lubich será enterrada en Rocca di Papa junto a Igino Giordani, cofundador de los Focolares en proceso de beatificación. Se espera la participación en el entierro de decenas de miles de personas. Antes del funeral habrá una hora de oración y cantos típicos de los focolares, así como testimonios de personas de otras confesiones y religiones.

Por Miriam Díez i Bosch

[Si quiere ver el vídeo con la capilla ardiente: www.h2onews.org]

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ZENIT Staff

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