Cara a cara con una Iglesia mártir

Monseñor Tejado cuando comenzó su ministerio sacerdotal en Albania

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ROMA, domingo 11 de septiembre de 2011 (ZENIT.org). – La Iglesia de Albania sufrió una persecución masiva y violenta bajo el dictador comunista Enver Hoxa. Aún así, el comunismo – a diferencia del laicismo – no fue capaz de sacar a Dios del corazón de la gente, afirma un asesor del Vaticano que ha comenzado su ministerio sacerdotal en Albania.

Monseñor Segundo Tejado Muñoz, subsecretario del Pontificio Consejo Cor Unum, recuerda su primer destino como sacerdote en Albania como la mejor época de su vida.

Ha hablado con el programa de televisión «Dios llora en la Tierra» de la Catholic Radio and Television Network (CRTN), en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada, sobre lo que un sacerdote debe aprender al ejercer su ministerio entre quienes han arriesgado sus vidas por la fe.

– Usted llegó a Albania justo después de la muerte de Enver Hoxa. ¿Cuál fue su experiencia de entonces?

Monseñor Tejado: Fui a Albania a trabajar y para ayudar en las primeras etapas de establecimiento de la Iglesia justo después de la caída del comunismo. No sabía nada de Albania porque España tenía poca relación con los Balcanes. Mi experiencia fue maravillosa – difícil pero maravillosa. Comprendí que el Señor me había llamado a ir a Albania. Albania es muy pobre y encontré a gente necesitada; en los países comunistas muchas veces la gente está contra la fe, pero no en Albania. La gente respetaba mi condición sacerdotal. Fue el inicio de la Iglesia. El Papa llegó allí en 1994 y consagró a los primeros obispos. Fue una experiencia muy buena, pero muy difícil también, porque se persiguió a la Iglesia, y así se tuvo que empezar de nuevo, comenzar a hablar sobre Jesús, a hablar sobre el Señor y organizar toda la Iglesia.

– ¿Qué le llamó la atención cuando llegó a Albania?

Monseñor Tejado: Vi una población y una Iglesia que había sufrido mucho durante la época comunista, pero la persecución no destruyó algo en sus corazones. Ese algo venía del cielo. Durante la era comunista decían que el cielo estaba cerrado.

– El país era totalmente ateo. ¿Cómo es que todavía quedan semillas de fe?

Monseñor Tejado: El comunismo no pudo destruir la esperanza en la gente. En nuestros países, la secularización ha destruido esta esperanza en nuestros corazones. En estos países, bajo el comunismo, el sentido de Dios se mantuvo. Se puede hablar de Dios con esta gente de una forma que no se puede en nuestras sociedades secularizadas, en las que la gente no encuentra ni en Dios ni en su fe nada importante o interesante. La gente que estuvo bajo los regímenes comunistas es capaz de discutir y estar abiertos, con sus corazones, a Dios.

– ¿Los católicos albanos sufrieron una dura persecución?

Monseñor Tejado: Sí, la Iglesia en Albania es una Iglesia mártir. Permanecieron en unión con San Pedro, con el Papa y eso fue muy importante para ellos. Enver Hoxa pidió a la Iglesia católica en Albania que se convirtiera en una iglesia nacional, como en China, pero los obispos y sacerdotes se negaron: «Permaneceremos en unión con Pedro, con el Papa», y por eso fueron perseguidos y sufrieron una situación terrible.

– ¿Influyeron estos testigos en su vocación como sacerdote?

Monseñor Tejado: ¡Sí! Cuando se habla con los perseguidos, algo se queda contigo. Te encuentras cara a cara con una persona que ha arriesgado su vida por el Señor; esto es muy importante para un sacerdote – arriesgar la vida por el Señor y por la Iglesia.

– ¿Qué riesgos corrieron por el Señor?

Monseñor Tejado: Cada día de sacerdote estoy llamado a arriesgar mi vida por el Señor; a hacer su voluntad. Se trata de una experiencia espiritual. Si se conoce a una persona que ha corrido riesgos no sólo un día sino una vida, por el Señor, te preguntas por qué no puedes hacer los mismo y ofrecer su vida por completo al Señor. Estos es muy importante para un sacerdote, no sólo para un sacerdote sino para todo cristiano.

– ¿Ha dejado una parte de sí mismo en Albania?

Monseñor Tejado: La mitad de mi corazón. Estuve allí nueve años. Fue mi primer destino como sacerdote y, al ser mi primer destino, lo recuerdo con mucho cariño. Fue un periodo muy bonito de mi vida – el mejor, creo, de verdad, y también por las dificultades, las cruces, que el Señor permitió en mi vida. Me hizo humilde y ser humilde, ya se sabe…

– La Madre Teresa vino de Albania. ¿Hasta qué punto es importante para la Iglesia católica allí?

Monseñor Tejado: La Madre Teresa es una figura muy importante para todos nosotros. Nació en Skopje, la parte albanesa de Macedonia. Para los albaneses, ella es muy especial porque, tras la caída del comunismo, los albaneses estaban perdiendo la esperanza. El mensaje de la Madre Teresa, «nada es imposible para Dios», es un mensaje que me traje de allí, y es un mensaje también para todas las personas. Si tenemos este tipo de modelos en nuestras vidas, nada es imposible para nosotros si estamos con el Señor. La visita del Papa y la Madre Teresa fue, como dicen los albaneses, como si el cielo se abriera de nuevo. La era comunista había cerrado el cielo a la gente, la Madre Teresa y el Papa abrieron el cielo otra vez.

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Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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Más información en: www.ain-es.org, www.aischile.cl

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ZENIT Staff

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