Cardenal Cañizares: «El laicismo tampoco puede estar por encima de la ley»

ARANJUEZ, lunes, 23 julio 2007 (ZENIT.orgVeritas).- El arzobispo de Toledo, cardenal Antonio Cañizares, primado de España afirmó este lunes que «el laicismo tampoco puede estar por encima de la ley» en respuesta a declaraciones del primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero.

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La Iglesia «no busca privilegios», simplemente pide «que sea respetada en su razón de ser».

El cardenal aludía a las declaraciones del presidente del Gobierno que durante el Congreso de las Juventudes Socialistas afirmó que «ninguna fe se puede imponer a las leyes de la democracia».

El prelado hizo estas declaraciones en Aranjuez, donde participó esta mañana con dos intervenciones en el Curso de Verano organizado por la Fundación Universidad Rey Juan Carlos, «Benedicto XVI, pensamiento y propuesta en el II aniversario de su pontificado».

«Ay, si algunos entendieran de verdad lo que es la Iglesia», exclamó el cardenal Cañizares quien aclaró que ésta no busca nada para sí misma, «no es un fin en sí misma», sino que es testimonio de Dios y servidora de los hombres.

Durante su primera ponencia, que versó sobre la renovación de la Iglesia en Benedicto XVI, explicó que el Santo Padre «es un Papa de la renovación eclesial» y recordó las palabras que expresó en su primera Misa como Pontífice: «soy un humilde trabajador de la viña del Señor».

Para el cardenal Cañizares esta renovación pasa por «un cambio interior, implica rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo» y explicó que no habrá una Iglesia renovada sino existen «hombres nuevos, renovados». Luego subrayó que «la conversión es la piedra angular de esta renovación».

«La tarea fundamental de la Iglesia consiste en dar testimonio de Dios», expresó el arzobispo primado, que aseguró que «si prescindimos de Dios, el hombre pierde su dignidad».

«Si sólo damos a los hombres conocimientos, habilidades, les damos demasiado poco», añadió el cardenal Cañizares que advirtió que una crisis de Dios llevaría a una «quiebra de la humanidad».

Finalizó su intervención explicando que la conversión personal del ser humano «ha de estar en el primer plano» y animó a anunciar el Evangelio en toda su originalidad, mostrando que «Dios vivo se ha dado a conocer».

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ZENIT Staff

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